[Variations of Animáis and Plants under Domestication]. Publicado en 1868, este libro de Charles Robert Darwin (1809-1882) se considera como un apéndice del Origen de las especies (v.). En efecto, en él se estudia el problema del origen de las razas domésticas como caso particular de la evolución de la especie.
El autor hace preceder una referencia introductiva sobre los principios del evolucionismo, como es entendido por él, esto es, con mínimas variaciones originarias de las especies, apenas influidas por el ambiente. En los capítulos siguientes no se describen todas las razas domésticas (perros, gatos, caballos, puercos, palomas, etc.; cereales, hortalizas, etc.), sino que se plantean los problemas de su aparición desde los períodos más antiguos de la historia de la civilización hasta los tiempos modernos. Los elementos sobre los que se basa el estudio son datos históricos, referencias de educadores y alguna indagación original, especialmente por lo que se refiere a la raza de las palomas, sobre las que el autor se extiende particularmente.
Al final trata el problema de la herencia en forma general. La conclusión que Darwin saca es que las especies educadas y cultivadas por el hombre prueban que la evolución se ha desenvuelto y se desenvuelve del modo por él ya demostrado en la obra precedente. El interés que el libro despertó en su tiempo fue extraordinario, sobre todo dada la gran fama de su autor. Hoy sólo puede reconocérsele un valor histórico: es siempre digno de tenerse en cuenta el hecho de que Darwin se haya ocupado de hacer extensivas sus consideraciones también a los animales domésticos y a las plantas de cultivo, que más bien fueron descuidados por los naturalistas anteriores, y son todavía de cierta importancia algunos de los muchos datos referidos sobre la historia de la domesticidad y del cultivo.
Pero en conjunto debemos reconocer que el modo mismo como se plantea el problema, no sólo no responde a los conocimientos modernos, sino que ni siquiera supera a los que se tenían en su tiempo: basta recordar que el presupuesto de la evolución (o sea el de la transmisión de las variaciones) es la hereditariedad de los caracteres normales y anormales, problema que se trata aquí ya al fin de la obra, cuando la exposición de la supuesta evolución ha sido ya completada y sin verdadera eficacia demostrativa. El autor evidencia así no advertir que sólo la solución del problema de la herencia puede permitir una visión científica del origen de las razas domésticas.
C. Barigozzi