[Les vaines tendresses]. Colección lírica de René-François-Armand Sully-Prudhomme (1839-1908), publicada en 1875. Reaparecen aquí los temas preferidos por el poeta: el ansia de un ideal demasiado elevado, acariciado por la imaginación y entre sueños («Défaillance et scrupule»), el afligido lamento ante la fugacidad del tiempo («Juin», «Évolution»), la mujer ideal, inaccesible en este mundo y tal vez conquistable en los espacios siderales («Les infideles», «En voyage»), el tormento del misterio sin respuesta (en el bellísimo poemita «Sur la mort») por el que la criatura pretende, hasta el fin, diluirse en el infinito, entregándose sin restricciones a las leyes del universo.
El lirismo sentimental que le dio popularidad con las primeras colecciones, y especialmente Estancias y poemas (v.), reaparece en «Prière», donde hay algo de la musicalidad de Verlaine. Una gravedad parnasiana pesa sobre la primera parte de «Abdication», que, más tarde, se eleva hacia la sinfonía final, de tono wagneriano; la erudición científica perjudica a «Sursum corda»; el filosofismo y la retórica predominan en «À l’Océan»; el moralismo domina en «Le rire», donde la vida del animal, en estado de inocencia, se opone a la amarga e impúdica de los hombres de «risa estúpida y maligna». Son las características de la evolución y decadencia del artista, cada vez más preocupado de la búsqueda teórica y moral, de la predicación de la verdad, por la que posteriormente abandonará la lírica para dedicarse a los poemas nobles y fríos.
Pero la suma dignidad que informa en todo momento al hombre y a su obra se advierte asimismo aquí, en el deseo de unir toda la humanidad en un vínculo de amor espiritual: «le vrai de l’amitié, c’est de sentir ensemble…» («Aux amis inconnus»); así como levantar la antorcha de la poesía, consuelo de los momentos tristes y compañera de los días serenos («Aux poètes futurs»).
N. I. Di Villadauro
En esta región inexplorada e inexplorable del alma penetró Sully-Prudhomme más profundamente que cualquier otro poeta. Sus versos de amor iluminan y conmueven en nosotros las fibras más íntimas y más secretas. Su poesía de pensamiento hace perceptibles y aun palpables los estremecimientos del espíritu que duda y que busca. Su poesía de la naturaleza nos da a conocer una alma de las cosas, problemática y dolorosa, semejante a la nuestra. Su poesía melancólica despierta ecos tan prolongados que i os persiguen indefinidamente, confundiéndoset, a pesar nuestro, con nuestras emociones personales. Una vez gozados y amados, no los podemos negar. Es como si en nosotros se abriesen profundidades desconocidas. (Bourget)