Novela del historiador y literato catalán en lengua castellana Fernando Patxot (1812- 1859), publicada en 1851. Apareció bajo el pseudónimo de Ortiz de la Vega y sólo después de la muerte de Patxot se reveló la verdadera personalidad del autor.
Cuenta la vida de Manuel, un huérfano que ha sido recogido por sus tíos, y de cuya hija Adela se ha enamorado al llegar a la adolescencia. Ambos jóvenes se aman, pero los padres de Adela la ofrecen en matrimonio a un rico piloto, al que Manuel salvó, en cierta ocasión, la vida. Manuel tiene que abandonar la casa de sus tíos y al llegar a la ciudad cae enfermo de peste. Cuida de él el padre José, celoso capuchino al que Manuel confiesa haber descubierto su vocación religiosa en aquel trance difícil y amargo. Ingresa en un convento y nos cuenta los pormenores de su vida monástica. Pero con la revolución de 1835 su convento es saqueado y quemado y Manuel es el único fraile que providencialmente se salva. En su salvación interviene el antiguo marino que no llegó a casarse con Adela, y que, a pesar de vivir mezclado con los revolucionarios, conserva sus sentimientos humanitarios. En casa de unos amigos, Manuel encuentra una monja moribunda que resulta ser Adela, y a la que confirma que el alma por la que tanto se ha sacrificado vive en el camino de la salvación.
La segunda parte de la obra se titula Mi claustro, y en ella Adela cuenta su vida, su vocación y las luchas y alegrías de la vida monacal. La obra es de un romanticismo aplastante. En el vocabulario, en los diálogos, en las ilustraciones, en las imprecaciones, en las pinceladas de paisaje, se traslucen el patetismo y el trascendentalismo tan de la época, que nos harían sonreír si no creyéramos en la absoluta buena fe del autor.
A. Manent