Obra del poeta canario Tomás Morales (1885-1921). Primero se publicaron Los Poemas de la Gloria, del Amor y del Mar (1908), que luego constituyeron parte del primer libro de poesías completas que en dos volúmenes y con el título de Las rosas de Hércules aparecieron en Madrid, en 1919 y 1922.
El primer volumen lleva un prólogo de Enrique Díez-Canedo sobre la obra y la personalidad del poeta. -El crítico señala como posibles influencias, más que de Rubén Darío, de los poetas latinos como Catulo, Ovidio, Ausonio y Claudiano, en lo antiguo, y D’Annunzio y Verdaguer en lo moderno. El esquema de los motivos canarios en Tomás Morales es el siguiente: Aislamiento: «Cortijo de pedrales, en lo alto de la sierra» (vol. I, pág. 41); Cosmopolitismo: «Los puertos…» (I, págs. 109, 115, 119, 121, 127); «Poemas de la ciudad comercial» (II, págs. 163…); Intimidad: «Entonces era un niño con los bucles rizados»; «Por fin se terminaron aquellas vacaciones»; «A Fernando Fortún»; «Elogio de las Campanas»; «Recuerdo de la hermana» (I, págs. 46, 47, 49, 59, 91); «El barrio de Vegueta» (II, pág. 187); «En el libro de Luis Doreste»; «Las Moradas de Amor» (II, pág. 132); Mar: «Puerto: Los puertos, los mares y los hombres del mar» (I, págs. 101…); Mitológico: «Oda al Atlántico» (II, págs. 39…).
Como poeta canario, Tomás Morales es sin duda la primera personalidad; con él se afianzan los rasgos peculiares de la poesía isleña. No necesitó menospreciar la belleza griega para cantar las máquinas modernas. Ha cantado con fuego, con vitalidad, la vida de progreso y de tráfico sin olvidarse de los motivos llenos de belleza candorosa de la intimidad de cada momento y día. Es verdad que Walt Whitmann le aproxima a los últimos movimientos líricos, sin que el maestro de los poetas canarios pierda un punto de su originalidad patria.
C. Conde