Comedia en tres actos y en verso de Lope Félix de Vega Carpió (1562-1635), publicada en 1619. Don Juan de Fox es hijo menor de una buena familia valenciana, pero vive en la más negra miseria porque el primogénito, Alonso, no pudiendo conseguir que se fuese a Flandes a buscar fortuna como soldado, se niega a pasarle renta alguna. Una aventura de día festivo hace que el joven pobre se enamore sin esperanza de la hermosa y rica condesa Hipólita; la pasión amorosa aumenta las preocupaciones de don Juan, que resuelve obedecer a su hermano para salir de la miseria y de la fatal atracción de la condesa. Don Alonso, que mientras tanto se ha arruinado a causa de su pasión por el juego, se niega a socorrer al hermano menor y lo expulsa de su casa. Para poder reunir el dinero necesario para su viaje a Flandes, don Juan recurre a un expediente patético y humillante: cuando niño aprendió a hacer flores de seda; el juego infantil se convierte en una profesión, y su fiel escudero va a vender las flores artificiales a las damas de la ciudad. Hipólita reconoce en el vendedor al escudero de su infeliz enamorado y consigue saber la verdad.
La desgracia de don Juan, soportada con nobleza, ya le había granjeado sus simpatías; después del episodio de las flores, esta simpatía se convierte en amor, y precisamente en el momento en que el primogénito, ya en la miseria más humillante, se ve reducido a pedir limosna a sus compañeros de libertinaje, el más joven se casa con la rica condesa y le pide que, como regalo de bodas, compre los bienes familiares que el hermano ha vendido. Estamos muy lejos del típico lirismo culminante de Lope de Vega. Los acontecimientos se desarrollan dentro de una atmósfera de afectos sencillos y delicados y de pasiones soñadas y acariciadas. Los caracteres van determinándose progresivamente con lenta preparación escénica y delicados matices.
En la comedia aletea un aura de romanticismo más propio del siglo XIX: Las flores de don Juan es La novela de un joven pobre (v.) como la podía concebir Lope de Vega; la posición en que van encontrándose los personajes es muy diferente de la de los personajes de la famosa novela popular francesa, y la conclusión a que da lugar es rigurosamente la misma: el dinero en el mundo no lo es todo, también la nobleza de carácter y la bondad de corazón son tesoros que, por lo menos, los corazones nobles saben apreciar.
A. R. Ferrarin