Juego escénico en dos actos y un prólogo del poeta y dramaturgo español Federico García Lorca (1898-1936), estrenado en Madrid en 1930. Su autor lo subtitula «farsa violenta», y en el prólogo define así el sentido de la obra y el carácter de la protagonista: «En todos los sitios late y anima la criatura poética que el autor ha vestido de zapatera con aire de refrán o simple romancillo, y no se extrañe el público si aparece violenta o toma actitudes agrias, porque ella lucha siempre, lucha con la realidad que la cerca, y lucha con la fantasía cuando ésta se hace realidad visible».
Lorca ha convertido en diálogo y movimiento este motivo poético, y de ahí su acción sencillísima: la zapatera, una mujer joven y hermosa, discute continuamente y se muestra arisca con su marido, de mucha más edad, y permite que sus admiradores la cortejen. El zapatero, convencido de que ella no le ama, abandona su casa (acto I). La zapatería se ha convertido en una taberna, con la cual la zapatera se gana la vida. Ella resiste a los requerimientos de los pretendientes: el Alcalde, don Mirlo, etc., y suspira sólo por su marido ausente, a pesar de que las murmuraciones y las coplas digan lo contrario. Llega a la taberna un titiritero, que no es otro que el zapatero disfrazado, y recita un romance de ciegos sobre unos esposos talabarteros que también reñían continuamente. Tras el reconocimiento empiezan, entre los esposos, las mismas discusiones de antes (acto II).
La obra — casi una variación constante sobre el mismo tema — tiene un aire de ballet; su valor reside en la agilidad escénica, en la gracia y delicadeza de los movimientos y del diálogo, en su forma de cuadro, a lo que tiende preferentemente García Lorca. El romance de ciegos, intercalado en el segundo acto, es realmente un hallazgo y da a la escena extraordinaria vida. Son curiosas algunas de las anotaciones del autor: «Al actor que exagere lo más mínimo en este tipo, debe el director de escena darle un bastonazo en la cabeza. Nadie debe exagerar. La farsa exige siempre naturalidad». La zapatera prodigiosa ha sido traducida al francés, inglés, italiano y ruso.
A. Comas