[The Virgin Martyr]. Tragedia en cinco actos y en verso de los dramaturgos ingleses Philip Massinger (1583-1640) y Thomas Dekker (1570- 1641?), publicada en 1622. El emperador Diocleciano, famoso por una de las más graves persecuciones de los cristianos, ordena a su hija Artemia que elija un marido.
Sin embargo, el elegido, Antonino, hijo del gobernador de Cesarea y valiente soldado, rehúsa, ya que considera peligroso el honor y además por estar enamorado de la joven cristiana Dorotea. El funcionario imperial Teófilo y su secretario Arpax, celosos perseguidores de los cristianos, denuncian a los novios a la ofendida Artemia, que ordena su muerte inmediata; sin embargo concede a Teófilo que envíe a sus hijas a Dorotea para tratar de volverla al paganismo. Pero Dorotea convierte al cristianismo a las dos muchachas, que manifiestan abiertamente su nueva fe y, por ello, son muertas por su mismo padre. Dorotea es sometida a torturas y ultrajes, durante los que la asiste Ángel, «su espíritu bueno», y por fin muere. Antonino fallece a su lado. En el último acto hay una disputa entre Ángel y Arpax por el alma de Teófilo que, arrepentido e iluminado por los ejemplos, también acaba por convertirse.
Llamado delante del emperador, proclama su cristianismo y soporta valientemente las torturas y la muerte. Los autores aprovechan estos episodios para contraponer los argumentos de los cristianos a los de los paganos. Sobre este sustrato ideológico, el espíritu perseguidor de Teófilo resulta personificado en su secretario Arpax, «espíritu malo», mientras el alma y las tendencias de Dorotea están personificadas por Ángel, el «espíritu bueno», que la asiste, como su ángel custodio. Este curioso expediente que personifica el alma de los personajes y la materializa fuera de los mismos personajes, hace sentir vivo en la más lozana florescencia del teatro, el espíritu de los- misterios y de las «sacre rappresentazioni». Además, el expediente demuestra lo fuerte que eran en Massinger los intereses morales e intelectuales y la necesidad de expresarlos en sus personajes. En efecto, en La virgen mártir están más cerca de personificaciones de ideologías religiosas que de seres humanos.
S. Rosati