Novela del escritor mexicano Martín Luis Guzmán (n. en 1887). Es una de las tres obras (v. El águila y la serpiente y Memorias de Pancho Villa) en que el autor aborda, con finalidades de creación literaria, el tema de la revolución política y social ocurrida en su país en el segundo decenio de este siglo. Originariamente (1928), publicaron este libro en folletones semanales, «El Universal», diario de la ciudad de México, y dos periódicos mexicanos del sur y del sudoeste de los Estados Unidos: «La Prensa», de San Antonio (Tejas), y «La Opinión», de Los Ángeles (California). Ya en volumen, la primera y la segunda ediciones (1929 y 1930) aparecieron en España, y la tercera y la cuarta (1938 y 1951) en México. Hay traducciones al francés (1930), al checo (1937) y al holandés (1938).
La sombra del caudillo es la segunda parte de una trilogía (las partes primera y tercera no han llegado a publicarse) con la cual Martín Luis Guzmán se propuso pintar el mundo apasionado y violento, y los resortes y mecanismos humanos, de la revolución transformada en régimen político. El argumento de la novela — que refleja, al parecer, la etapa política mexicana que va de 1920 a 1928 — incorpora en el trazo de una acción única los acontecimientos, el ambiente y el trasfondo del espectacular momento comprendido entre dos sucesiones presidenciales que se bañaron en sangre: la de 1924 y la de 1928. Porque, evidentemente, la tragedia que corre por la vida pública mexicana entre aquellas tres fechas, tragedia tan implacable para los hombres de 1924 como para los de 1928 — autores, unos y otros, de la conmoción política que había culminado con el asesinato de Venustiano Carranza en 1920 — se expresa y personifica, aunque sin mencionar el nombre, en «la sombra» del Caudillo, que no es otro que Álvaro Obregón, el derrocador de Venustiano Carranza en 1920, el instaurador de Plutarco Elias Calles en 1924 y el allanador del camino por donde intentaría él mismo, mandando fusilar a Francisco Serrano y a Arnulfo R. Gómez, reasumir el poder visible, como a la muerte de Carranza.
Ninguno de estos nombres, por supuesto, aparece en La sombra del caudillo; pero, verdadera «román á cié», son perfectamente identificables con sus modelos reales todos los personajes de la obra, salvo uno, que sí parece imaginario: Axkaná González, conciencia y voz del limpio impulso revolucionario puesto a luchar con las impurezas de la política ensombrecida por el predominio de las pasiones y los intereses. Novela de plena maestría — la mejor novela política que registran las letras de México —, en La sombra del caudillo alcanza Martín Luis Guzmán absoluto dominio de su arte. A la gallarda concisión del estilo, a la excelencia de la prosa, que por su brillo y reciedumbre se antoja metálica, a la aguda perspicacia del análisis y a la perfecta y acabada pintura del ambiente, asócianse la verdad, el brío con que se exponen las dolorosas realidades de una de las más sombrías épocas de la postrevolución mexicana: aquella en que con mayor ímpetu, cruel y trágico, se caracterizó la lucha por el poder, la apetencia de poder, cualesquiera que fuesen los medios para tenerlo.
C. González Peña