[La poesía, introduzione alia critica e storia della poesía e della letteratura]. Obra de Benedetto Croce (1866-1953), publicada en 1935.
En ella todos los problemas particulares de estética y de crítica, que el autor fue desarrollando desde los primeros años de este siglo, hallan una exposición de conjunto, que en algunos puntos también señala un avance fundamental respecto a posiciones anteriores. Una verdad nueva es, por su rigor y por sus consecuencias, la distinción ya advertida por otros, pero confusamente según Croce, entre poesía y literatura, esto es, entre la intuición estética que resuelve la totalidad de la experiencia espiritual en la pureza del fantasma lírico, olvidando toda otra finalidad extraña, y la expresión literaria, que consiste «en la actuada armonía entre las expresiones no poéticas, esto es, las pasionales, prosaicas y oratorias o excitantes, y las poéticas, de manera que las primeras en su curso, aun sin negarse a sí mismas, no ofendan la conciencia poética y artística».
La literatura, por lo tanto, no alcanza, como la poesía, un grado de lirismo cósmico y característico a un tiempo, sino que se contenta con expresar en forma decorosa, espléndida y mesurada, las múltiples exigencias humanas, y ora retrata a lo vivo el drama de una conciencia moral, ora la recogida trepidación de un alma religiosa, ora los encantos del amor o los fastos de la patria y de los héroes, y aun a veces parece olvidarlo todo, para sorprender al espíritu que en la intimidad se contempla a sí mismo y con esto parece elevarse a la poesía; pero en el fondo lo que predomina es unas veces el interés religioso y moral y otras llamar la atención hacia determinadas verdades y situaciones, o la efusión sentimental; es decir, que en conjunto predomina el propósito de deleitar, entretener y aun instruir, como ya advirtieron los antiguos retores. Después de aclaración tan fecunda, Croce indaga el proceso de evocación, interpretación y caracterización de la poesía por el cual del inmediato revivir las impresiones de la fantasía en su pureza se llega, renovando en sí la experiencia artística, a una adecuada valoración historicoestética. En cuanto a la formación del poeta, si, como es natural, Croce rechaza las pretensiones de una preceptiva que con rígidas leyes quiere dirigir sus pasos, no se propone negar la necesidad de que el poeta cultive su genio en el asiduo trato con la gran poesía, y por esto, si bien es verdad que el poeta nace, también es verdad que el poeta se hace.
El tratado termina remachando el concepto que ha sido su idea directriz; que no la Poesía, sino la Estética ha sido la guía de su libro, porque no existe teoría de las artes particulares con leyes propias de ellas; el ritmo, que es el alma de la expresión poética y por medio de la poesía se transmite a la literatura, «es propio de todas las artes y aparece en cada una de ellas con este o aquel nombre, y en cada una de ellas toma su camino». Por esto «para cada una de las artes particulares los problemas y los conceptos son los mismos», incluso si «en una u otra se presentan a menudo en formas y con palabras que no permiten reconocer a primera vista su identidad». La última parte del volumen recoge numerosas notas críticas, con las que Croce, además de orientaciones bibliográficas, procura dar al lector preciosas, aunque circunstanciales, indicaciones históricas y teóricas sobre el problema del arte.
E. Codignola