La Idea de la Razón de Estado en la Historia Moderna, Friedrich Meinecke

[Die Idee der Staats-raison in der neueren Geschichte]. Obra del historiador alemán Friedrich Meinecke (1862-1954), editada en Munich, en 1924. Constituye, junto con Cosmopolitismo y Estado Nacional (v.), un modelo de aque­lla concepción histórica que entiende la his­toria como historia de las ideas.

La inves­tigación sobre la Razón de Estado no se presenta como un estudio dogmático de his­toria de las doctrinas políticas; y ni siquiera como examen concreto de la acción política (como por ejemplo, examen de la política exterior de las Potencias europeas después de la Reforma); sino que se considera como análisis del desarrollo del espíritu europeo dentro de una idea determinada, .de manera que la historia de la idea es historia de la formación del espíritu moderno mirado des­de un ángulo especial. Sobre estas directri­ces, la obra desarrolla una investigación vasta y minuciosa, examinando las figuras de mayor relieve de cada período: los hom­bres representativos que el autor ha esco­gido para trazar el desarrollo de la idea de Razón de Estado y de los problemas cone­xos. Encabeza la lista y domina, por así decirlo, todo el relato, la figura de Maquia- velo. Es Maquiavelo el primero que plantea de una manera decidida el problema de la razón de Estado en la historia de la Europa moderna. En su «ingenuidad antigua», absorto en su pasión por la acción política, no advierte el dilema que surge de sus afir­maciones, el dilema de las relaciones entre política y moral, entre acción «según el im­pulso del poder» («nach Machttrieb»), y ac­ción «según la justificación moral» («nach sittlicher Verantwortiing»). Pero la diver­gencia se manifiesta sin paliativos en Boccalini, el cual, verdadero hijo de la Contra­rreforma, aunque admite la natural necesi­dad de la acción política, al mismo tiempo advierte su sentido pecaminoso. En Campanella, la lucha contra el maquiavelismo parte de la exigencia de que la política no se separe de la unidad del todo, y que toda forma particular de vida sea contemplada «sub especie aeterni»: presentimiento genial, a pesar de todos sus residuos de mentalidad medieval, de lo que Vico y Hegel afirma­rán más tarde.

Se inicia así la larga contro­versia que el autor va siguiendo en sus di­versas fases y formas del pensamiento euro­peo, desde Botero a Hobbes, desde Spinoza a Puffendorf, desde Grocio a Federico, el Grande, sin contar las figuras menores, exa­minadas en los dos capítulos generales sobre «la difusión de la doctrina de la razón de Estado en Italia y en alemania en el si­glo XVII», y sobre «la doctrina de los inte­reses de los Estados en la Francia de Richelieu». Con Hegel (el autor olvida a Vico) el dualismo política-moral se resuelve armo­nizado en un cuadro universal unitario. Pero la solución de Hegel encierra sus peli­gros: el concepto hegeliano de «individua­lidad» acabará por servir de justificación a todo exceso en la política de poder de un Estado, individualidad superindividual, como orgánica y necesaria efusión de su naturaleza. Y precisamente en nuestra época la razón de Estado, servida por tres fuer­zas, el militarismo, el nacionalismo y el capitalismo, que han proporcionado a los grandes estados una capacidad de lucha y de acción sin precedentes, ha sido llevada a un grado de exasperación jamás conocido en los siglos anteriores. Con esta mirada rápida y penetrante dirigida a la situación contemporánea llena de incertidumbres y de oscuridad, termina la obra de Meinecke.

F. Valsecchi