La Gazza Ladra, Gioacchino Rossini

Ópera semiseria en dos actos de Gioacchino Rossini (1792-1868), según el libreto de Giovanni Gherardini, estrenada en 1817 en el Teatro de la Scala de Milán. El argumento está sacado de un drama francés [La pie voleuse], inspirado, al parecer, en un hecho real.

La casa de Fabrizio, rico arrendatario, está de fiesta por la inminente llegada de su hijo Giannetto, militar. Espera al joven con ansiedad de enamorada una buena muchacha, Ninetta, sirvienta en casa de Fabrizio, y su alegría es tanto mayor cuanto que ella está a punto también de volver a ver a su propio padre, que es compañero de armas de Giannetto. Llega el joven soldado, ale­gremente acogido por todos. Pero el padre de Ninetta no se presenta hasta más tarde a su hija, y a escondidas: se le culpa de un grave delito de insubordinación y lo andan buscando. Por ello pide auxilio a su hija, y le entrega un cubierto de plata para que lo venda. Por desgracia, poco después, la esposa de Fabrizio advierte la desapari­ción de un cubierto completamente igual. Al saber la venta efectuada por Ninetta, y ante el silencio en que ésta se encierra para salvar a su padre, la señora no vacila en denunciar como sospechosa a la joven. Detenida y procesada, la pobre muchacha es condenada a muerte; pero cuando la sen­tencia está a punto de ser ejecutada se des­cubre quién es la verdadera ladrona: una urraca que Fabrizio tiene en casa. A Ni­netta, reconocida inocente, llega luego la alegre noticia del indulto total concedido a su padre. Finalmente, con el consentimiento de sus padres, Giannetto y Ninetta cambian la promesa que consagra su amor. La conocidísima obertura figura entre las más cálidas y arrebatadoras escritas por Rossi- ni. Se inicia con un «maestoso marziale», cuyo comienzo está constituido por tres sencillos redobles de tambor (ocurrencia originalísima que dejó sorprendidos a sus contemporáneos); el «allegro con brío» si­guiente presenta el famoso tema de rápidos tresillos típicamente rossiniano, llenos de ingenua tristeza a pesar del rápido movi­miento.

El primer acto, que comienza con la des­cripción del ambiente campesino en fiesta y termina con la detención de la presunta ladrona, contiene la cavatina de Ninetta «Di piacer mi balza il cor», pasaje en que triun­faba la Malibrán en París, un estupendo terceto, y el final denso de viva musicali­dad rítmica. En el segundo acto, el dueto entre Ninetta y Giannetto, que se desarro­lla en la escena de la cárcel; otras páginas notables son la marcha al suplicio, la ple­garia de la condenada, el quinteto, «escena que, por su elevada inspiración, sabio des­arrollo y efecto dramático, merece ser cla­sificada entre las más bellas e intensas de la ópera italiana» (Radiciotti).

Es de notar, finalmente, en esta ópera la intuición feli­císima de Rossini al expresar musicalmente las situaciones dramáticas, los estados psi­cológicos en una rica gama de matices, des­de lo patético a lo bufo. Sólo en contados pasajes su genio inventivo cede a las ma­neras convencionales propias del estilo tea­tral de la época, entregándose excesivamen­te al virtuosismo canoro.

M. Bruní