La Filosofía de Marx. Estudios críticos, Giovanni Gentile

[La filosofia di Marx. Studi critici]. Obra del filósofo italiano Giovanni Gentile (1875-1944), publicada en Pisa en 1899. Consta de dos ensayos, de los que el pri­mero, Una crítica del materialismo históri­co, había sido anteriormente publicado en la revista «Studi storici», VI, fase. 3.° (1897). El marxismo estaba en aquel tiempo de moda en el ambiente filosófico italiano; ha­bía sido expuesto en magistrales estudios por Antonio Labriola, que habían merecido la atención o las polémicas de Croce, de Sorel, de Chiappelli. Gentile concuerda en substancia con el juicio que sobre el mar­xismo dió Benedetto Croce, al que está dedicada la presente obrita, si bien se sepa­ra de él en algunos puntos, principalmente en los que, a diferencia de Croce, el autor está dispuesto a reconocer en el materia­lismo histórico una verdadera y propia filo­sofía de la historia y en Marx una verda­dera potencia especulativa. El primer en­sayo está dedicado al examen de este pro­blema: el materialismo histórico, ¿es una filosofía de la historia? Fundándose en la exposición de Labriola y en algunos textos de Marx y de Engels, el autor observa que también el materialismo histórico, como las clásicas filosofías de Vico y de Hegel, en­tiende determinar el concepto de historia como un proceso que sigue una ley, y por tanto obedece a una necesidad objetiva, que permite las previsiones científicas. Ade­más, el marxismo fija el sujeto de la his­toria, y lo fija, al revés de Hegel, no en la Idea, que para Marx y Engels es mera ideología, sino en la situación económica y en la lucha de clases.

Por eso es una ver­dadera y real filosofía de la historia. Pa­sando a la crítica, según Gentile, el error de los hegelianos marxistas consiste en ha­ber confundido lo Absoluto con lo Rela­tivo; sin entender a Hegel, han pensado la Idea en sentido platónico, colocándola en una esfera trascendente, y han reacciona­do ante esto, afirmando como única reali­dad lo relativo, el mundo empírico, y atri­buyendo por consiguiente a éste los atri­butos de lo Absoluto. Así han creado una metafísica de la historia prekantiana (o sea, dogmática) y han llegado al absurdo de querer determinar «a priori» lo relativo, que es materia propia de la experiencia, de que­rer prever un hecho, que por el contrario debe ser determinado por la experiencia histórica; pues la historia tiene por objeto el pasado y no el futuro. «Así que, en fin, el materialismo histórico, si quiere ser algo más que un simple punto de vista metodo­lógico, útil al historiógrafo, considerado des­de el aspecto filosófico, conduce a una de las más desdichadas desviaciones del pen­samiento hegeliano, en cuanto que lleva a una metafísica (ciencia necesaria y absoluta) de lo real entendido a la manera pre­kantiana, y, lo que es peor, arrastra a la concepción de una dialéctica, determinable “a priori”, de lo relativo. Pero como sim­ple punto de vista metodológico, juega de verdad un gran papel». Más serio y más informado, aunque igualmente superficial en la crítica, es el segundo escrito (La filoso­fía de la Praxis).

Trata de demostrar que Marx ha tenido una verdadera y real filosofía general, surgida con posterioridad al materialismo histórico y al socialismo para dar a éstos una base filosófica. Esta filosofía es la Filosofía de la «praxis», con la que Marx creyó ir más allá que Feuerbach, pero sin hacer más, según Gentile, que una indebida y contradictoria mezcla de idealismo y materialismo. Para Marx la realidad no es, como para el materialis­mo, un «dato», sino un «producto» de la actividad humana; pero esta afirmación, según Gentile puramente idealista, la traicio­na con el materialismo, afirmando que esta «praxis» no es espiritual, sino sensible; no pensamiento, sino instinto. De esto deriva lógicamente la concepción materialista de la historia, con los defectos revelados en el primer ensayo, pues la «praxis», principio de historicidad, no puede unirse a la «ma­teria» que es inercia. Así, pues, la afirma­ción revolucionaria, con la que termina el fragmento de la crítica de Marx a Feuerbach, de que hasta ahora la filosofía ha interpretado el mundo, pero que ahora es pre­ciso rehacerlo, implica, según Gentile, una mentalidad materialista en contraste con el historicismo; para esto último, en efecto, la historia es un proceso necesario, y no se puede hacer y deshacer a capricho. Con este escrito, que repite de manera más filosófica los argumentos de Croce, Gentile ha provisto de lugares comunes a la crítica del marxismo durante varios decenios; inter­pretando dogmáticamente un pensamiento eminentemente crítico, ha solidificado en un sistema sus puntos fluidos y susceptibles de muchas interpretaciones y aplicaciones.

G. Preti