En Madrid, en 1621, publicó Lope de Vega (1562-1635) la obra titulada La Filomena, con otras diversas rimas, prosas y versos, dedicada a doña Leonor Pimentel. La obra consta de diversos elementos. El poema que da título al libro, La Filomena, se divide en dos partes, una de las cuales tiene una gran importancia para la biografía de Lope. En la primera parte (tres cantos en octavas) narra el poeta la conocida fábula de Progne, Filomena y Tereo, en versos que más de una vez se acercan al gongorismo, con imágenes y metáforas que no hubiera desdeñado el cordobés, como cuando llama a los cisnes «naves de pluma», «y el cisne, que compite con la espuma, / con alta presunción, nave de pluma». Nada de nuevo añade al conocido argumento, aunque las barrocas descripciones de flores, frutas y animales merecen un recuerdo especial. El interés del poema reside en la segunda parte. Lope se presenta en forma de Ruiseñor para rechazar los ataques de Torres Rámila, el Tordo.
Como es lógico, defiende «lo que ha cantado»: El Isidro, La Arcadia, La Jerusalén, etc., añadiendo: «Mas haced reflexión en la memoria / de novecientas fábulas oídas / por toda España…». Lope cuenta, con una estilización sorprendente, toda su vida: cómo hizo versos desde su niñez, cómo se enamoró de Elisa (Elena Osorio) y ésta le desdeñó por la Oropéndola lustrosa (don Francisco Perrenot), y cómo sintiéndose rechazada, porque el poeta prefirió después a Nise (Isabel de Urbina), le mandó prender y fue condenado al destierro. Refiere luego su aventura en la Armada Invencible, y cómo más tarde escribió La Dragontea, La Arcadia, etc. Pero no deja de ser notable que en ese poema, publicado en 1621, dejen sin aludirse dos mujeres que tuvieron tan gran importancia en la vida y obras del Fénix: Micaela de Luján, la «Camila Lucinda» de sus versos, y Marta de Nevares, su «Amarilis». El volumen contiene además una novela, Las Fortunas de Diana, dirigida a la señora Marcia Leonarda (Marta de Nevares); el poema Descripción de la Tapada, en 91 octavas en las que describe la quinta del duque de Braganza; un poema muy bello y también muy gongorino a ratos, con el mito de Andrómeda, y, por último, diversas Epístolas. (Cfr. los poemas en la «Biblioteca de Autores Españoles». XXXVIII).
J. M. Blecua