Revista de literatura, ciencias y artes, fundada por Humberto Fracchia en Milán. El primer número apareció el 13 de diciembre de 1925. «La feria literaria» fue la primera revista de este carácter que recogió, después de la guerra de 1914, las variadas y dispersas fuerzas literarias y artísticas, procedentes de las más vivas corrientes culturales y literarias italianas. Se propuso, pues, y realizó, un eclecticismo bien entendido, ofreciendo un lugar de pacífico encuentro e intercambio (de aquí el título) a las diversas tendencias críticas y literarias aparecidas durante el primer veintenio del siglo (la escuela de Croce, el «Frammentismo» de los «vocianos», el «vanguardismo» recién aparecido en las «pequeñas revistas», el neoclasicismo de los «rondistas», etc.), sin excluir a otros escritores menos jóvenes, formados fuera de los grupos o cenáculos.
La Feria literaria, conforme a los intentos de su director, trató, sobre todo, además de la información literaria y artística, de hacer conocer al público la no fácil literatura de los escritores jóvenes, y de crear indirectamente un clima de civil convivencia literaria. En efecto, durante su primer trienio de vida, colaboraron algunos de los escritores más conocidos de la literatura italiana entonces en boga, desde Pirandello a Ojetti, de Panzini a Borgese, y todos o casi todos los escritores que se habían formado en las revistas de grupo o se estaban formando por aquellos años, desde Bacchelli a Baldini, de Cardarelli a Alvaro, de Angioletti a Tecchi. Los críticos más avisados de aquel período, casi todos de formación crociana, aunque sin excluir otras tendencias con tal que fueran vivas y no puramente eruditas, colaboraron más o menos asiduamente en la publicación: Gargiulo, Cecchi, Flora, Titta Rosa, Pancrazi, etc., junto a críticos jóvenes de formación más reciente. La Feria literaria sostuvo también sus polémicas y sus encuestas, sobre la crítica militante, sobre el cerebralismo, sobre la joven generación, etc., siempre llevadas con corrección y respeto para las opiniones ajenas. Del núcleo más vivo dentro de la redacción del periódico nació el Premio Bagutta, y de su fundador la idea de la Fiesta del Libro, destinada a avivar la curiosidad del público hacia los libros, haciendo que en todas las plazas de Italia se dedicara un día a exponer la más reciente producción literaria. Renació en 1946, en Roma, con Angioletti de director.