[La dame de chez Maxim]. Comedia en tres actos de Georges Feydeau (1862-1921), representada en 1899. Un joven médico, al regresar de una noche de juerga, se lleva a casa una bailarina, olvidándose de que está casado. De la necesidad de ocultar a su mujer la presencia de la muchacha, nacen las peripecias más impensadas, entre las que descuella la situación del segundo acto, cuando a la bailarina, creyéndola esposa del médico, la hacen presidir una fiesta nupcial en provincias, y allá sus maneras desenfadadas son tomadas por modales de suma elegancia e imitadas por las señoras del país. Aquí la mujer descubre que el novio es un ex amigo suyo y huye con él. La obstinación del tío del joven médico, que quiere reconciliar al sobrino con su presunta mujer, crea una serie de peripecias y de invenciones escénicas, que terminan con la pacificación general de esposos y novios.
La comedia es uno de los ejemplos más perfectos de técnica, en la especie de teatro cómico todo hallazgos y movimiento, teatro que a mediados del siglo pasado, tuvo su maestro en Labiche, y el modelo en el Sombrero de paja de Italia (v.). No faltan expedientes de grosera vistosidad, como el de la butaca fija, en la que el médico inmoviliza a los personajes, ni situaciones inextricables, reunidas con tal destreza y justificadas con tal agudeza de observaciones, que los efectos cómicos más extravagantes resultan naturales. Es la farsa típica, perfecta, en la que la persona humana obra con la desnuda e incongruente rigidez de un polichinela, fuera de las leyes normales de la verosimilitud, con un lenguaje de afilada expresividad, rico en rasgos satíricos, con frecuencia bien dirigidos. De esta obra, se ha hecho recientemente una película que lleva el mismo título.
M. Ferrigni