[Die schwarce Spinne). Cuento de Jeremías Gotthelf (pseud. del pastor protestante suizo Albert Bitzius 1797-1854). En una alegre reunión de bautizo, cuenta un viejo que hace muchos siglos, un cruel señor feudal, no satisfecho con haber hecho trabajar despiadadamente a todos los campesinos de la comarca para levantar un hermoso castillo, les había impuesto, bajo pena de muerte, que plantasen delante, en muy pocos días, una doble fila de hayas, cosa humanamente imposible.
El Demonio (v.) les ofrece entonces su ayuda a cambio de que se le entregue un niño, todavía no bautizado; pero ninguno tiene el valor de aceptar ese pacto, excepto una feroz y soberbia aldeana, llamada Cristina. Terminada la empresa en el tiempo convenido, con la ayuda del diablo, los campesinos tratan de engañarle, bautizando a todos los niños inmediatamente después de su nacimiento; pero entonces, en la mejilla de Cristina y precisamente en el lugar en que el diablo la había besado para cerrar el trato, surge una araña negra; y de ésta sale una infinidad de arañas que llevan la muerte a los ganados. Por consejo de Cristina, que sufre horriblemente con las picaduras de la araña negra, se decide dar al diablo la primera criatura que nazca en el país, si bien el párroco logra anular este intento. La propia Cristina se transforma entonces, ante los ojos del párroco en una enorme araña negra que, después de matarle, continúa haciendo estragos en la comarca e incluso en el castillo, hasta que una aldeana consigue, sacrificando su vida, meter la araña en un hueco de la pared y emparedarla. Allí permaneció la araña durante muchas generaciones, pero cuando el vicio y la impiedad vuelven a reinar en el país, logra salir del agujero, sembrando en mayor medida aún el terror y la muerte, hasta que se consigue encerrarla nuevamente en el muro.
Terminada la narración, muestra el viejo la pared en que se halla prisionera la infernal araña, y amonesta a los presentes a que no abandonen nunca la vida virtuosa. Sirviéndose de la técnica de la narración enmarcada en otra narración a que son tan aficionados los alemanes, Gotthelf cuenta para edificación de todos, esta fantástica y trágica leyenda, en un tono alucinante y visionario, insólito en este escritor, caracterizado por su fantasía concreta y naturalista.
A. Manghi