[Chemical and Physical Researches]. Con este título fueron reunidos y publicados póstumamente bajo la dirección de J. Young y A. Smith (Edimburgo, 1876) los escritos del químico inglés Thomas Graham (1805-1869), que el autor publicó en diversos periódicos.
Tras un prefacio de A. Smith, viene un índice dividido en dos partes. 1) «Gases», con veintiún capítulos o memorias publicados de 1826 a 1869. 2) «Sales y soluciones», de 1827 a 1864. Siguen otras memorias no clasificadas, de los años 1826, 30, 41, 42, 45, 51. De la primera parte mencionaremos las memorias sobre la absorción de los gases y de los vapores por los líquidos; difusión recíproca de los gases; observaciones sobre la esponja de platino en la endiometría; ley sobre la difusión de los gases, en la cual, después de los resultados de la experiencia y los valores numéricos, establece que: «La difusión o mezcla espontánea de dos gases en contacto, se efectúa con cambios en la posición de los volúmenes infinitesimales de los gases… la difusión tiene lugar entre las últimas partículas y no en masas sensibles, por lo cual la difusión no puede ser resultado del azar»; y las memorias sobre el movimiento de los gases y sobre la oclusión del hidrógeno. Termina la primera parte con una memoria que refleja ideas especulativas acerca de la constitución de la materia. De la segunda merecen especial mención: excepción a la ley de que los gases son más solubles en agua caliente que en agua fría; sobre la teoría del circuito voltaico; calor desarrollado por las combinaciones; difusión de los líquidos, transpiración capilar de los líquidos en relación con su composición química; propiedades del ácido silícico y otras sustancias coloidales análogas.
Entre las memorias no clasificadas: sobre el calor de fricción; memoria de tono filosófico, una carta a Dumas acerca de las consideraciones que se derivan de la ley de las sustituciones y sobre un sistema de notación aplicado a las fórmulas de los tipos. En resumen, estas Investigaciones de Graham constituyen uno de los capítulos importantes de la físico- química, la ciencia unificada que, aprovechando los resultados particulares de cada una de ellas aparece hoy enriquecida por un número de hechos y leyes que interesan a la constitución de la materia. Sobre la condición coloidal de la materia, Graham hace observar las analogías y diferencias entre coloides y cristaloides según su íntima estructura molecular, refiriéndola a la masa orgánica del coloide y a la mineral del cristaloide. En la solución de un coloide aparecen reducidos en gran medida los fenómenos de las soluciones salinas o cristaloides; la separación por medio de membranas coloidales, la facilidad de precipitación, etc., son características del estado coloidal. Asimismo, en relación con la digestibilidad se presentan notables diferencias y, como analogía, el agua de cristalización se halla representada por el agua de gelatinización; destaca algunas anomalías del hielo, que vienen a darle un carácter coloidal; hace algunas consideraciones respecto a la osmosis; midiendo la relación según la cual un gas se difunde a través de una placa porosa, establece su ley de que «la relación de la difusión de los gases se halla en razón inversa a la raíz cuadrada de su densidad», comprobándola también a través de tubos delgados; estudia las tres formas (orto, piro, meta) del ácido fosfórico, los alcoholatos, etc.
Sus estudios sobre la viscosidad de algunos ácidos orgánicos promovieron los trabajos de Rellstab y, ulteriormente, los de Thorpe y Rodger. En los experimentos sobre la difusión, Graham descarta el uso de la membrana semipermeable, sustituyéndola por cubetas con la solución reposada y sobre la cual vertía el agua, determinando, después de algún tiempo, la cantidad de la sustancia difundida, con lo que halló que los ácidos, en general, se difunden más rápidamente que las sales, y éstas con grandísimas diferencias entre sí; y que los componentes de algunas sales dobles, como los alumbres, pueden ser parcialmente separados por difusión. Mostró, finalmente, que la cantidad de sustancia que se difunde en un tiempo dado es proporcional a su concentración. Si comparamos la velocidad con que se difunde un ácido (cristaloide) con la que se difunde la albúmina (coloide) hallamos la proporción de un 50%; llamó «diálisis» al fenómeno del paso, a través de una membrana coloidal, de las sustancias cristaloides, que no pueden atravesar los coloides. Antes que Graham, Selmi, descubridor de las ptomaínas, había llamado pseudo-soluciones a las sustancias coloidales. Y notó que, por influencia de pequeñas cantidades extrañas, una solución acuosa coloidal semisólida (hoy denominada «hidrogel» puede convertirse en solución líquida «hidrosol»), proceso que generalmente se indica con el nombre de «peptización».
P. Pagnini