Fueron hechas por Lord Rayleigh (John William Strutt, barón Rayleigh, 1842-1919) durante toda su larga y fecundísima carrera de físico: se encuentran reunidas en la colección en cinco volúmenes de las Obras científicas [Scientific Papers], que se acabaron de imprimir en Londres y Edimburgo en 1912. Puede decirse que, junto con la acústica, la óptica ha sido el campo preferido por Lord Rayleigh. En ella ha prodigado los más grandes tesoros de su ingenio y de. su elevadísima facultad de observación. No es posible resumir ni aún lo más elevado de la vasta materia por él tratada. Baste pensar que los escritos de óptica de Lord Rayleigh pasan de cien. Recordemos sólo los resultados más notables. Aplicando la teoría ondulatoria a la difracción de la luz por parte de partículas pequeñísimas suspendidas en un medio transparente, Lord Rayleigh halló la importante fórmula que lleva su nombre, en virtud de la cual la cantidad de luz difundida es inversamente proporcional a la cuarta potencia de la longitud de la onda.
La teoría explica bien el efecto Tyndall y el color azul del cielo. Acerca de la teoría de las coronas y de los halos, demostró que, cuando se tienen varias fuentes elementales de radiación coherentes, pero con fases relativas distribuidas al azar, la intensidad de la luz resultante cuando el número de las fuentes tiende al infinito, no tiende necesariamente a la suma de la intensidad de éstas. La cosa parece verdaderamente paradójica, hasta el punto de que quien la había tratado antes había caído en error. Se debe a Lord Rayleigh el primer enunciado explícito de la regla del cuarto de onda, según la cual, no nos podemos dar cuenta de si una onda luminosa difiere de una forma geométrica ideal, cuando el alejamiento de ésta última sea menor de un cuarto de la longitud de la onda. Además de tener un notabilísimo significado teórico, debido al hecho de que se introducía por primera vez un principio de indeterminación en la física, la regla del cuarto de onda en manos del propio Rayleigh fue, fecunda en resultados preciosos por las aplicaciones, porque proporcionó la base para la teoría de la tolerancia relativa a las aberraciones de los sistemas ópticos, a la homogeneidad del vidrio y a la elaboración de las superficies refringentes o reflexivas. En este mismo orden de ideas siguió también la sistematización del poder resolutivo angular y espectroscópico en la forma universalmente aceptada hasta hoy. También al campo de la óptica fisiológica llevó el gran físico su contribución con óptimos estudios experimentales sobre la visión normal y la visión anómala de los colores.
Es curioso observar que había ya notado el fenómeno de la miopía nocturna, que sólo en los últimos años ha sido redescubierto y estudiado por los ópticos modernos. Si enorme fue su trabajo en el campo teórico, no pueden tampoco silenciarse las aportaciones de Lord Rayleigh a la óptica práctica, con estudios sobre las aberraciones de los sistemas de lentes provistos o no de simetría de revolución, con bellísimas experiencias sobre la producción de los retículos, en el curso de los cuales fueron descubiertos los retículos de fase inversa, con un análisis minucioso de los mejores datos constructivos para el espectroscopio, etc. Lord Rayleigh asistió al paso de la teoría elástica de la luz a la electromagnética y en sus trabajos ambas están representadas. Pero especialmente la primera fue aplicada por él y llevada a sus últimas consecuencias. Por esto, su obra ha favorecido mucho a las generaciones posteriores, que han podido establecer con precisión hasta donde es aplicable la teoría elástica sin contradecir a la experiencia y donde es necesario, por el contrario, utilizar teorías más evolucionadas. Para quien se ocupe de los estudios ópticos, la lectura de las obras de Lord Rayleigh es aún hoy extremadamente provechosa, por la gran mina de observaciones y de problemas que contiene.
G. Toraldo di Francia