El protagonista de esta obra del polígrafo mexicano don Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700), erudito y hombre de ciencia de extensa doctrina, e igualmente versado en historia, geografía, astronomía y matemáticas, es un aventurero nacido en Puerto Rico, que sale de su patria, se traslada a La Habana y más tarde a San Juan de Ullúa, México y Oaxaca, en demanda de un pariente que lo desconoce y lo rechaza. De vuelta en la capital de Nueva España, se casa con Francisca Xavier, sobrina del deán don Juan de Poblete, la cual muere de parto. En Puebla ejerce el oficio de carpintero hasta que decide trasladarse a Filipinas desde Acapulco. Prisionero de los ingleses, cuenta — ya en libertad — las mil penalidades sufridas. Sus capturadores le hacen entrega de una fragata con un astrolabio, un agujón, un derrotero holandés, una tinaja de agua, dos tercios de arroz y algunos otros víveres (además de un poco de pólvora, balas y medicinas, todo ello debido al buen corazón del condestable del barco), y lo abandonan a su suerte con sus compañeros.
Siguen el relato de los sustos y desorientación hasta llegar a Yucatán, en la septentrional América, y el traslado desde la ciudad de Mérida a la de México. El título completo de esta obra, escrita en prosa limpia y fluida/y considerada por algunos críticos, no sin razón, como la primera novela mexicana, cronológicamente hablando, es como sigue: «Infortunios que Alfonso Ramírez, natural de la ciudad de Puerto Rico, padeció, así en poder de ingleses piratas que lo apresaron en las islas Philipinas, como navegando por sí solo y sin derrota, hasta varar en la costa de Yucatán, consiguiendo por este medio dar la vuelta al^ mundo» (México, 1690). De ella hay edición moderna, en unión de otras del mismo autor, con prólogo y notas de Manuel Romero de Torreros («Relaciones históricas», México, 1940. Biblioteca del Estudiante Universitario, núm. 13).
A. Millares Carlo