[Impressions de voyage]. En la obra fecunda de Alejandro Dumas padre (1803-1870) conservan algún que otro interés histórico y a menudo artístico las varias Impresiones de viaje que el escritor fue publicando desde 1835 a 1859. La curiosidad más insaciable ofrece el motivo de hábiles descripciones de lugares y de gentes lejanas, como en Suiza [Suisse], publicado en 1835-37; en los Quince días en el Sinaí [Quinze jours au Sinai], en 1839, o en El Veloz, o Tánger, Argel y Túnez [Le Veloce, ou Tánger, Alger et Tunis], en 1848-1851. A menudo la descripción del viaje adquiere proporciones desiguales por sus continuas variaciones y digresiones: detalles anecdóticos, reflexiones históricas, narraciones geográficas, se mezclan con los acontecimientos que se refieren a Dumas turista y le empujan a hacer alarde de una ciencia que harto frecuentemente es fruto de la atenta consulta de las enciclopedias. Sin embargo, un viaje en su propia patria, El mediodía de Francia [Midi de la France], de 1841, le ofrece la ocasión para desplegar un arte guiado por una desenvoltura periodística, pero inspirado también en una franca visión de las cosas. Más leves, por el tema mismo, son las Excursiones a las orillas del Rin [Excursions sur les bords du Rhin], de 1841, donde se observan también los contrastes entre el carácter germánico y el francés, y De París a Cádiz [De Paris á Cadix], narración vivaz y movida por la misma aspiración romántica a una España, patria de exotismos y de sentimiento. Notable por su interés documental parece especialmente, entre estos últimos libros, El Cáucaso [Le Caucase], Estas Impresiones de viaje son para Dumas el desahogo de un periodista exuberante, pero, además de tender a un fin claramente editorial, revelan su potencia como observador de los hechos y de la sociedad del siglo XIX.
C. Cordié