Il Fanfulla Della Domenica

Se­manario literario publicado en Roma desde 1879 a 1919 (salvo una breve interrupción en 1891) como suplemento del diario «Fan- fulla». Fue dirigido sucesivamente por F. Martini (su fundador), E. Nencioni, L. Ca­puana y E. Cecchi. Prosiguiendo el intento de la Gazzetta letteraria (v.) de absorber las diversas fuerzas literarias del país en un único organismo ágil y batallador, a la vez que rico de informaciones y varieda­des, consiguió especialmente, gracias a Mar­tini, contribuir eficazmente a la formación de un lenguaje nacional (en el ensayo y en el periodismo), fundiendo la diversidad de sintaxis y léxico de las varias regiones italianas. Todavía mejor que la Gazzetta letteraria, fue el verdadero exponente cul­tural de la nación inmediatamente después de lograr su unidad política, contribuyendo a llevar la cultura a un plano europeo, me­diante las interpretaciones críticas de Nen­cioni, Chiarini y Panzacchi. En ella Pica presentó al público italiano los nombres de Verlaine y de Mallarmé; Córtese habló de Rimbaud y de Corbiére; de Lollis se ex­tendió sobre la joven poesía alemana; y el suizo Rod, en su correspondencia de París, definió la situación de la literatura en Fran­cia y habló de la «infatuación» por las no­velas rusas de Tolstoi y Dostoievski, tra­ducidas al francés hacía poco. Pero es to­davía más importante la inteligente serie de producciones diversas de poetas y narra­dores italianos.

Carducci publicó allí nu­merosísimas poesías, así como Panzacchi, Gnoli, Betteloni, Marradi, el viejísimo Maffei y el juvenil D’Annunzio, que precisa­mente en estas columnas, a la edad de 16 años, había sido presentado por Chiarini como una revelación. Entre los narradores destacan Verga y Capuana, De Marchi y la Serao, Di Giacomo y Oriani. Toda la lite­ratura de fin de siglo era sometida por la revista a un atento examen crítico, y a me­dida que transcurría el tiempo, iban apa­reciendo nuevos escritores como Grazia Deledda, Ojetti y Bontempelli. Fue un mérito de los directores del Fanfulla della domenica no dar un carácter de eclecticismo antológico a su revista, sino mantener una nota de fresco y brioso alejamiento de las polémicas y de las netas posiciones dogmá­ticas, aunque participando en ellas activamente. Puede considerarse como una ver­dadera lección de periodismo la prosa sutil, firme y sosegada de Martini (que colaboró allí intensamente usando los pseu­dónimos de Fantasio, Hettorre, etc.). En los últimos diez años, al prevalecer un gusto literario que nada tenía de común con los viejos de 1879, el Fanfulla della domenica fue perdiendo poco a poco su importan­cia, si bien no trató nunca de conservar más de lo que era necesario a la tradición que representaba.

G. Petrocciti