[Histoire Socialiste 1789-1900]. Obra dirigida por Jean Jaurès (1859-1914), publicada en doce volúmenes de 1901 a 1908. Los cuatro primeros, que versan sobre la Historia socialista de la Revolución Francesa (v.), son del propio Jaurès; el V, Termidor y Directorio de G. Deville; el VI, Consulado e Imperio de P. Brousse y H. Turot; el VII, Restauración de R. Viviani; el VIII, Reino de Luis Felipe de E. Fournière; el IX, La República de 1848 de J. Renard; el X, El segundo Imperio de A. Thomas; el XI comprende La guerra franco-prusiana de Jaurès y La Comuna de L. Dubreuilh; el último, La tercera República, de J. Labusquière, y la Conclusión de Jaurès.
No es una historia del socialismo, sino una historia política desde el punto de vista socialista, es decir, que considera los acontecimientos en relación con el desarrollo de las fuerzas sociales. La Revolución Francesa crea las condiciones para la ascensión gradual de las clases trabajadoras a la vida política y a la dirección de la organización del trabajo, tanto gracias a la participación cada vez más amplia en el poder legislativo, como por medio de sus propias instituciones destinadas a suplantar las instituciones burguesas. Según la concepción marxista, que inspira la obra, tal ascensión se realiza a través de la lucha y no de la colaboración de las clases, llegándose así a la formación de una madurez ideal y económica sin la que toda victoria sería estéril. La Historia Socialista dirige luego su interés al desarrollo de las instituciones democráticas, en cuanto permiten libertad de propaganda y de asociación—sin diferenciarse en esto de la historia de tendencias radicales —, pero se aplica sobre todo a investigar los fenómenos económicos y su influencia sobre las condiciones de las clases trabajadoras y el afianzamiento de éstas en el Estado y en el organismo productivo. Concede menor importancia a las doctrinas socialistas, juzgándolas como el fruto del intelectualismo burgués y causa de confusiones ideológicas.
Parten de estos criterios, entre los autores de la obra, Jaurès, revelando el substrato económico de la Revolución; Deville, analizando el movimiento de Babeuf; Fournière, poniendo de manifiesto el carácter burgués de la monarquía de julio; Renard, dando una interpretación fundamental de la crisis política de 1848; Thomas, describiendo los comienzos de la organización obrera fuera del Estado en los últimos años del segundo Imperio, y Dubreuilh en el análisis interior del movimiento de la Comuna. Los demás volúmenes se limitan a una narración popular de las vicisitudes políticas, a menudo superficial y partidaria. La obra, en su conjunto, tiene el mérito de iluminar acontecimientos capitales del siglo XIX desde un nuevo punto de vista, por lo que aclara y enriquece su significado y su conocimiento, abriendo nuevos horizontes a la investigación. Por otro lado, como es comprensible en una obra de tan amplio desarrollo, ofrece desigualdades de valor y de método. A pesar de su forma popular, es evidente en los mejores volúmenes una cuidadosa preparación sobre fuentes directas. Interesantes son las numerosas ilustraciones extraídas de publicaciones y documentos de la época, aunque a veces incomprensibles por falta de explicaciones o alusiones en el texto.
P. Onnis