[Histoire de France]. Obra en dieciséis volúmenes del historiador Jules Michelet (1798-1874), publicada en dos etapas: los números seis volúmenes entre 1833 y 1843, los diez restantes entre 1845 y 1867. Los seis primeros volúmenes, en los que las cualidades del historiador y de su método no aparecen todavía alterados por las exaltaciones de la sensibilidad, están considerados como los mejores desde el punto de vista histórico- literario. Comienzan con la historia de la Galia prerromana; después sigue la de los carolingios y alcanza hasta Luis XI. Los diez siguientes llegan hasta Luis XVI. En el primer volumen es fácil de reconocer una fusión entre los sistemas de Thierry y de Guizot; pero a partir del segundo volumen, Michelet dispone de un método propio, y se propone establecer la geografía material y simbólica de Francia. Esta parte, notable por la sorprendente seguridad geológica, unida a una rara facultad descriptiva, es una de las más notables y singulares de la obra, famosa especialmente por los capítulos dedicados a Auvernia, Bretaña y Provenza. Nadie pudo en su tiempo mejor que Michelet estudiar los documentos originales con más conciencia y conocimiento de la realidad, aunque a veces parece abandonarse a la fantasía en la interpretación de los textos.
Siguiendo el sistema inaugurado por Augustin Thierry, hace entrar en la narración de los acontecimientos consideraciones de tipo ambiental, reconstruye las costumbres, evoca las pasiones. Así tratada, la historia no es un frío producto erudito, sino «una resurrección de la vida integral del pasado», obra moral de psicología y de arte. En general, y especialmente en los primeros seis volúmenes, Michelet es un historiador fidedigno; nunca repite ciegamente los juicios de autores que no le merecen confianza, y recurre siempre a las fuentes, a los documentos inéditos u olvidados. En conjunto, la obra es considerada como una de las más elevadas expresiones del movimiento romántico francés, y como una de las mayores obras históricas del siglo XIX por la feliz armonía de lo real, de lo exacto y de lo simbólico que la informa, y por la mezcla de sólida documentación y de poesía existente en cada una de sus partes y en su conjunto.
G. Martinelli
Estoy deslumbrado. Por primera vez comprendo netamente el fin del siglo XVIII. Hasta ahora, no había comprendido nada del señor de Choiseul, de María Antonieta y del asunto del collar. Calonne ha sido puesto de nuevo en una luz justa. Por eso nos cautiva el autor: porque es imparcial. (Flaubert)
¿Dónde existe en Europa otra fantasía histórica como la de Michelet? (Carducci)
Historiador portentoso, lleno de visiones y de entusiasmo. (Unamuno)
Supo reunir fatigosamente los fragmentos de la realidad y ver por intuición la verdad total. Poseía la fuerza de simpatía capaz de lograr y resucitar por sí sola el alma de los siglos lejanos. (Lanson)
En la Historia de Francia de Michelet, en la que se hace de Francia un ídolo fantástico, persona física, intelectual y moral, que tiene su propio genio y su misión en el mundo y al que se interroga sobre el presente y el pasado para averiguar el porvenir, no puede ciertamente negarse que se entremezclan agudos y originales juicios históricos, surgidos de los problemas morales y políticos que Michelet agitaba con profundo y noble interés, confirmado durante toda su vida. (B. Croce)
Diga lo que diga [Michelet], su historia no es una resurrección: es un paisaje en una fulguración de relámpagos. Este clima no conviene a todos los nervios. (Thibaudet)