Es, después de Los Nibelungos (v.), el poema épico más importante de la saga nacional germánica. Fue compuesto por un juglar austríaco hacia 1210-20, en alemán medieval (dialecto bávaro-austríaco) y consta de 1.705 estrofas de estructura parecida a las de Los Nibelungos, aunque con una ampliación de cinco arsis en el último hemistiquio y con rimas llanas en vez de agudas en los dos últimos versos. Este poema se divide netamente en tres partes: «Hagen», «Hilde» y «Gudrun».
En la primera, Hagen (v.), hijo del rey Sigebant de Irlanda, es raptado a los siete años por un grifo, que le deja caer de un árbol a una gruta donde encuentra a tres muchachas también raptadas por el grifo; con ellas huye hasta la orilla del mar, donde los cuatro son recogidos por un buque; al llegar a Irlanda, Hagen casa con una de las chicas, Hilde von Indien, de la que tiene una hija que también es llamada Hilde.
En la segunda parte, el rey Hetel von Hegelingen, queriendo casar con la joven Hilde, envía a tres de sus hombres para que pidan su mano, y, puesto que Hagen manda ahorcar a todos los embajadores que traen proposiciones de matrimonio para su hija, se disfrazan de comerciantes, llegan hasta la reina, inducen a Hagen a subir con sus mujeres a bordo de sus buques para ver sus mercancías, y cuando la joven Hilde se halla en el buque mayor, zarpan y la llevan a Waleis, el país de Hetel; Hagen les persigue, llega a Waleis y lucha contra Hetel, pero no logra vencerle. Por fin, Hilde consigue reconciliar a los dos y se celebra la boda entre Hilde y Hetel.
En la tercera parte, nace de esta unión una hija, Gudrun (v.) y un hijo, Ortwin. Después de rechazar a muchos príncipes y tras de muchos contrastes, Gudrun se promete a Herwig von Seeland; sin embargo, también Hártmut de Normandía quiere casarse con ella y en la isla de Wülpensand combate contra Hetel, padre de Gudrun, quien resulta muerto, mientras Gudrun, junto con otras mujeres, es capturada por Hartmut y transportada a Normandía. Allí permanece prisionera durante trece años, maltratada por la reina Gerlind, que le manda hacer los servicios más humildes y lavar a orillas del mar toda la ropa blanca. Pero la joven prefiere hacer de criada a ser la esposa de Hartmut. Entre tanto, Ortwin y Herwig, el hermano y el novio de Gudrun, preparan una expedición para liberarla.
En efecto, llegan a Normandía y libran una gran batalla después de la cual Ortwin y Herwig, vencedores, liberan a Gudrun y capturan a Hartmut. Al llegar a su patria, es decir, al país de los Hegelinge, Gudrun casa con Herwig; Hartmut, perdonado, se casa con una amiga de Gudrun; Ortwin celebra sus nupcias con Ortrun, hermana de Hartmut, y Siegfried von Morland, que era otro pretendiente de Gudrun, se casa con la hermana de Herwig. Así, en medio de grandes fiestas, tienen lugar cuatro matrimonios, después de lo cual las parejas se separan, regresando cada una de ellas a su patria.
En este poema hay tres ciclos de sagas bien distintos: el ciclo de Hagen, en el cual el rapto por obra del grifo es de origen oriental y ya se encuentra en la novela de Apolonio de Tiro; el ciclo de Hilde, que se encuentra en los Edda (v.) y en la Gesta de los daneses (v.) de Saxo Grammaticus; y el ciclo de Gudrun, que es una repetición, ampliada y aumentada con nuevos episodios, del ciclo de Hilde. Como en el poema de los Nibelungos la memoria de la trágica grandeza y muerte de tantas estirpes germánicas en el período de las transmigraciones, también en Gudrun se refleja la memoria de las movidas vicisitudes de batalla y de aventura en el período de las expediciones de los vikingos. Los pueblos que participan en ellas son los irlandeses (Hagen), los daneses-frisones-francos del Norte (Hetel), y los normandos (Hartmut). Los lugares en que se desarrollan los acontecimientos son Irlanda, las islas Rügen, Dinamarca, la cuenca del Waal en Holanda y Livonia. Toda la obra sufre la influencia del poema de los Nibelungos no solamente en la forma exterior (el metro), sino también en la técnica narrativa de los episodios de las batallas, fiestas y vida cortesana; y está en relación con los Edda y con el Tristón (v.) de Gottfried von Strassburg y El poema de Alejandro (v. Alejandro Magno) del sacerdote Lamprecht. Un juicio artístico es difícil formularlo, debido a que el texto ha llegado a nosotros en un único manuscrito redactado a principios del siglo XVI por orden de Maximiliano I, después de haber sido introducidas en el poema muchas variantes, ampliaciones e interpolaciones. Más que por su fuerza épica, es notable por el gusto de la aventura y, en ciertos momentos, por el relieve psicológico de los personajes.
M. Pensa