Francesc Eiximenis

Polígrafo catalán. Nació en Gerona en 1340?, murió en 1409? Su vocación religiosa y su afán de saber le llevaron al claustro: muy joven aún, ingresó en el convento de franciscanos de su ciudad natal, donde años después tomaba las órde­nes sagradas.

Parece que estudió Filosofía y Teología en Valencia. También estuvo en Colonia, París y Oxford, probablemente para perfeccionar sus estudios, así como en Roma entre 1365 y 1370. De regreso a Ca­taluña, mereció la protección de la familia del rey Pedro el Ceremonioso; en 1374 mar­cha a Tolosa, donde se doctora en Teología.

Reside en el convento de Barcelona, donde enseña hasta 1381; por este tiempo se seña­lan algunas estancias suyas en Vich, Gerona y Lérida. Entretanto, su fama de sabio se extiende por el país. Los jurados de Valen­cia procuran atraerse al docto franciscano, pero el rey desea que termine antes su mag­na enciclopedia El cristiano (v.). En 1383 lo encontramos ya en el convento de Valencia, donde debía residir veinticinco años, cir­cunstancia que hizo creer durante mucho tiempo que era nativo de esa ciudad. Allí alterna su trabajo de escritor con misiones apostólicas y civiles.

Así, intervino en el apaciguamiento de las revueltas de 1391 y siguientes, en las disputas entre el poder eclesiástico y el civil, en la campaña prepa­ratoria de la cruzada contra las costas afri­canas, en la reglamentación de la enseñan­za pública, etc. Se poseen noticias de que habló al pueblo en nombre de la ciudad: con ocasión de las exequias del rey Pedro (1387) y con motivo de la feliz terminación de la guerra de Sicilia (1392), fiestas en las que también predicó San Vicente Ferrer.

De este período se conserva una notable carta al rey Martín sobre el problema siciliano. Más tarde, este monarca lo llama para que intervenga en asuntos del cisma. En 1408, el papa Benedicto XIII lo convoca al con­cilio de Perpiñán y le otorga los títulos de obispo de Elna y patriarca de Jerusalén.

Me­dio año más tarde, en 1409, se le nombra sucesor, lo que hace suponer que ya había muerto en tal fecha, si bien documentos posteriores permiten admitir que vivía aún en 1412. Algunos creen que murió en Per­piñán. Nuestro autor es esencialmente ion moralista: consagra todos sus esfuerzos a combatir las desviaciones de la conducta privada y pública. No es todavía un humanista, sino uno de los últimos representantes del espíritu enciclopédico medieval. Dirige su enseñanza a las clases humildes, al pue­blo, en un lenguaje llano y transparente.

Anima la exposición necesariamente metó­dica de los temas escolásticos con ejemplos sacados del patrimonio popular: consejas, fábulas y aun coplas aducidas en el mo­mento oportuno. Su obra magna es el ya citado tratado enciclopédico El crestia, vasto y ambicioso, que quedó incompleto. De los trece libros proyectados, el autor sólo al­canzó a escribir cuatro. El Gobierno de la cosa pública (v.) contiene el ideario polí­tico de Eiximenis El Libro de los ángeles (v.) y la Vida de Jesucristo son dos extensas obras teológicas. Carácter netamente moral tiene el Libro de las mujeres (v.), dedicado en 1396 a la condesa de Prades.

Entre sus obras me­nores cabe citar: Scala Dei, pequeño tratado ascético dedicado a la reina María, esposa de Martín el Humano, y el Cercapou, que es un breve catecismo sobre la confesión. Es dudosa la atribución de la Doctrina com­pendiosa, conjunto de normas «para vivir justamente y regir cualquier oficio público leal y diligentemente».