Fisiología del Ayuno. Estudios sobre el Hombre, Albert Thibaudet

[Fisiología del digiuno. St di sull’uomo]. Obra del naturalista Luigi Luciani (1840-1913), editada en las «Publicazzioni dell’Ist. di studi super.» (Floren­cia, 1889). El autor examina a fondo (desde el punto de vista de la fisiología general y del sistema nervioso y en relación con el carácter), muchos casos célebres de ayuno en el hombre y en los animales (perro), y desarrolla diversos experimentos particula­res. Entre los casos históricos más notables se recuerda el célebre de Anna Garbero (1780-1827), sobre el cual cfr. Memoria dell’astinenza di mesi 32 e giorni 11 (fino alia morte) da ogni sorta di cibo e bevanda di A. G.; compilata da Domenico Osella, médico del Principe di Savoia Carignano, Carmagnola. Tipografía Barbié. Entre los casos contemporáneos, Luciani dedicó su mayor atención al del popularísimo Succi, demostrando que un adulto normal puede ayunar 30 días «permaneciendo siempre en estado perfectamente fisiológico… sin per­juicio para la salud… con tal que tome ciertas precauciones». Según Luciani, el se­creto de Succi consiste en una carga fisio­lógica normal: «la edad madura, la lentitud del metabolismo que le es propia, la rica provisión de materiales disponibles de que se halla provisto cuando comienza sus ayu­nos».

Además, Succi hacía un uso muy moderado del agua, y de agua mineral de Biolo y de Vichy (de aquí el importante descubrimiento de Luciani sobre el valor alimenticio de las sales contenidas en aque­llas aguas, capaces de unirse químicamente a las moléculas constitutivas de los tejidos). Es sabido también que el célebre ayunador seguía además períodos de reposo. El autor distinguió tres fases del ayuno: período inicial o del hambre, período de inanición morbosa o crisis fisiológica y período de inanición. Demostró que el fenómeno del hambre es «transitorio», y desaparece del todo después de un par de días; confirmó la doctrina sobre la naturaleza funcional de los diversos principios alimenticios (clasificados por él en «respiratorios», como los hidratos de carbono, y «perfectos», esto es, a la vez «plásticos» y «respiratorios», como las substancias proteicas), y finalmente dis­tinguió la simple iniciación de la «hiberna­ción», por la cual todas las actividades vi­tales se reducen hasta el punto de producir un mínimo consumo diario, aunque sufi­ciente para mantener un hilo de vida du­rante un tiempo muy largo, como en el caso citado de Anna Garbero. Observaciones más recientes demuestran que es excesivo considerar que la «inanición fisiológica» (sin daño permanente para el organismo) puede durar 30 días.

U. Forti