[Actorum laboratorii chymici Monacensis seu Physice subterraneae libri dúo]. Obra del físico alemán Johann Joachim Becher (1635-1682), publicada en Frankfort en 1669. Es ésta la primera obra de Becher, y una de sus características más sobresalientes es la tentativa de presentar desde un nuevo punto de vista las ya viejas teorías de Paracelso. Es sabido que éste, al que puede considerarse como el fundador de la yatroquímica, admitía que en la composición de los cuerpos orgánicos, y, por lo tanto, de los organismos vivos, participaban el mercurio, el azufre y la sal. Becher pensó por su parte en substituir, por lo menos por lo que se refiere a la composición de los cuerpos inorgánicos, es decir, «subterrestres», estos tres elementos de Paracelso con tres «tierras». (Las «tierras» correspondían más o menos a los cuerpos que hoy se denominan óxidos). Y estas tierras son la «tierra mercurial», la «tierra vítrea» y la «tierra carbonosa o pinguis». Las propiedades de cada cuerpo están — dice Becher — relacionadas con la presencia y la cantidad relativa de estas tierras fundamentales. La concepción más importante de esta singular teoría es la que se refiere a la combustión, fenómeno en aquellos tiempos aún misterioso, y alrededor del cual empezaban a agitarse con inquietud las mentes de los filósofos, de los alquimistas y de los físicos. Según Becher, la combustión consistía en la eliminación de la «tierra pinguis» de los cuerpos. No sólo esta eliminación tenía lugar durante la combustión propiamente dicha, sino que también en la calcinación, es decir, en el enrojecimiento de un metal en presencia del aire. La importancia de esta concepción reside en que fue el punto de partida de Stahl para la elaboración de su famosa teoría sobre la combustión, llamada del «flogisto».
O. Bertoli