Fisal, Abu Muhammad Ali ibn Hazm

Obra del polígrafo arabigoespañol Abu Muhammad Ali ibn Hazm (994-1064), cuyo título completo es Kitab al-fisal fi-l- milal wa-l-ahwá’ wa-l-nihal [Libro de las soluciones decisivas acerca de las religiones, sectas y escuelas]. Ibn Hazm, entre otras muchas obras, escribió un tratado so­bre el amor y los amantes (v. Tawq al- hamáma), un tratadito moral (Libro de los caracteres y la conducta) y una Epístola apologética de al-Andalus (v.).

El Fisal es su obra de más altos vuelos, cuyo cono­cimiento detallado debemos al arabista es­pañol Miguel Asín Palacios (véase al final la referencia bibliográfica). Es un completo análisis de las actitudes que el espíritu hu­mano ha adoptado en cuanto a las ideas religiosas. Se compone de dos partes, en la primera de las cuales trata de las religio­nes no islámicas, mientras que la segunda se refiere a las sectas musulmanas. El Fisal estudia por orden de menor a mayor im­portancia — en relación al monoteísmo — esas actitudes, empezando por el escepticis­mo, el ateísmo y el deísmo. Ibn Hazm exa­mina y refuta esos tres sistemas, que niegan toda base de religión. A continuación se enfrenta con las religiones positivas, em­pezando por las dualistas: el zoroastrismo (incluyendo las sectas maniqueas y mazdeas), y luego con el cristianismo, que con­sidera politeísta por creer en la Trinidad (Ibn Hazm conoce las sectas trinitarias y también las antitrinitarias).

Luego llega, por exclusión, a la tesis del monoteísmo y a la necesidad de la revelación. Tras refu­tar el monoteísmo de los brahmanes y a los racionalistas (que niegan la revelación y son partidarios del poligenismo), dirige sus ataques contra el judaísmo y el cris­tianismo, basándose en el hecho de que han adulterado el Antiguo y el Nuevo Testa­mento, argumento que intenta probar me­diante la crítica externa e interna, demos­trando un conocimiento bastante a fondo de los Textos Sagrados, y señalando a base de motivos históricos la imposibilidad de su conservación auténtica. Del judaísmo impugna cinco sectas que él distingue: samaritanos, saduceos, caraítas, rabanitas e isawíes. Todo esto lo hace a base del criterio záhiri, es decir, de la escuela jurídico-religiosa islámica que seguía Ibn Hazm. De lo cual resulta que la única religión reve­lada es el Islam: prueba la misión divina de Mahoma y el carácter sobrenatural del islamismo. Pero, una pregunta: ¿cuál de las numerosas sectas musulmanas es la or­todoxa? Estudia cuatro sectas principales (así como las «sectillas» en que se subdividen): muryíes, siíes, mutáziles y jariyíes, señalando los puntos en los que andan erra­das.

La conclusión que se impone es que debe seguirse la interpretación literal del Corán (v.), o sea, el sistema propugnado por la escuela Zahirí. En conjunto, la obra constituye una apología del Islam, pero sin carácter objetivo e impersonal. Señalemos que Ibn Hazm polemizó con el judío Sémuel b. Nagrella (cf. Poesías) en un tratadito en el que abundan los insultos, sea contra la persona de su oponente, sea contra el judaísmo. [Traducción castellana, precedida de un amplio estudio, por Miguel Asín Pa­lacios, en su obra Abenházam de Córdoba y su historia crítica de las ideas religiosas (Madrid, 1927-1932, 5 vols.)].

D. Romano