Femia Sentenciado, Pier Jacopo Martello

[Femia sentenziato]. Comedia en cinco actos de Pier Jacopo Martello (1665-1727), publicada en Milán en 1724. Es una sátira literaria en donde, con un motivo análogo al de Aristófanes y de Luciano, se representa la rivalidad del autor de Merope (v.)—Maffei, bajo el anagrama de Femia—, de Gravina (Bione) y del propio autor (con el arcádico nom­bre de Mirtilo). Después de haberla pu­blicado se arrepintió Martello y la hizo retirar, pidiendo humildemente excusas a Maffei. La acción se desarrolla en una lla­nura subterránea cerca de los Campos Elí­seos, donde la sombra del poeta Femia es­pera el juicio de Radamante. La Fama hace el balance de su actividad literaria, reco­nociendo que escribió una tragedia real­mente hermosa, pero que se ha hecho ri­dículo más tarde con su vanidad, cuando «en sus representaciones, sentado, mostra­ba su entusiasmo… / que con miradas y gestos, estimulaba / a los espectadores y al espectáculo para que le aplaudieran». Y, lo que es peor, movido por la envidia, po­nía trabas al poeta Mirtilo, esforzándose para que los poetas y los literatos dejaran de usar el metro que este último había in­ventado, el «verso mirtilíaco».

Mirtilo, que ya alcanzó la paz de los Campos Elíseos, se detiene a charlar con Femia y pacífica­mente le aconseja que no se inquiete; si no le place el verso septenario, es muy dueño de tomar unas tijeras y cortarlo por la mitad. Suena la hora del juicio. Contraria­mente a los votos de Bione, jurista de gran valor y trágico malogrado, que ve en Mir­tilo su mayor rival, Femia es condenado. Antes de subir al Elíseo deberá corretear entre los muertos, recitando poesías, pero los espíritus no le concederán tregua si no se expresa en versos mirtilíacos. Tiene que jurar que no abrirá la boca. Para consolarlo, Mirtilo le promete que usará su me­tro preferido, el endecasílabo desenvuelto en la «fabulita representable» donde ha­blará de su juicio. Intercalados en los cin­co actos de la comedia, cuatro coros co­mentan las situaciones en metros líricos: bello el primero, en el que los espíritus cantan sus ilusiones de muertos que todavía no han olvidado las inquietudes terrenas. Por la elegancia con que aparece desa­rrollada, por el ingenio que la anima y por la hábil factura del verso, que Parini ad­miró e imitó, esta comedia está considera­da como la mejor obra de Martello.

E. C. Valla