El autor de este poema, Estanislao del Campo (1834-1880), es uno de los principales representantes de la poesía gauchesca (de forma popular) en la literatura argentina, a la par de Ascasubi y Hernández. Esta obra, cuyo título completo es: Fausto o impresiones del gaucho Anastasio el Pollo en la representación de esta ópera (1866), consiste en un extenso, animado y pintoresco diálogo en verso entre dos gauchos amigos: uno llamado Laguna y el otro dicho Anastasio el Pollo (pseudónimo del autor). Éste le refiere a su camarada sus impresiones de una representación teatral a que ha asistido pocas noches antes, en el teatro Colón, de Buenos Aires, alrededor del año 1870. Se trata de Fausto, la ópera de Gounod, cuyo libreto ha sido extraído, según se sabe, del drama de Goethe, pero dejando de lado, como es lógico, todos los aspectos filosóficos y trascendentales de la creación original, para conservar exclusivamente lo que los alemanes llaman la «Gretchentragaedie» (la tragedia de Margarita), es decir, el elemento burgués y anecdótico de la obra. Es sobre esto, tal como aparece en la escena de la ópera, sobre lo que versa el relato del gaucho, que interpreta a su modo y vierte en su peculiar lenguaje, las peripecias de los personajes principales, vinculándolos a veces a sucesos y figuras locales del país en esa época.
Su narración resulta sabrosísima y la pintura que hace de Fausto, Margarita, Mefistófeles, Valentín, Siebel, etc., en sus variadas actitudes, reviste colorido y gracia extraordinarios. En sus descripciones usa muchas veces comparaciones tomadas a la vida y las costumbres gauchescas, con el consiguiente efecto de diversión para el lector. A través de todas esas manifestaciones ingenuas, aunque matizadas con cierta malicia burlona, propia del criollo, se evidencia el modo de pensar y de sentir del hombre de la campiña argentina: su buen fondo moral, la generosidad de sus sentimientos, su indignación ante la injusticia o el crimen, cierta credulidad supersticiosa, etc. La forma del poema es de una notable perfección. Las estrofas de versos octosílabos (generalmente cuartetas, a veces décimas), agradan por su fluidez, naturalidad y armonía. Al relato referido, se agregan bellas descripciones del paisaje. El Fausto ha sido considerado por la crítica como una pequeña obra maestra dentro del género al que pertenece. Para citar una sola opinión valiosa y decisiva, puede recordarse la de Marcelino Menéndez Pelayo, el gran crítico español, que en su obra sobre la poesía hispanoamericana dice del poema: «Todo esto es buena, sana, legítima poesía, que recrea suavemente la imaginación».
A. Melián Lafinur