Farsalia, Marco Anneo Lucano

[Pharsalia]. Poema épico de Marco Anneo Lucano (39-65), en diez libros, inacabado. El argumento de los ocho primeros libros es la guerra entre César y Pompeyo; los últimos contienen el relato de las empresas de África y de Egipto. Des­de el primer libro, aparecen César (v.) y Pompeyo (v.), los dos poderosos que se disputan la primacía de Roma. Por el exor­dio del poema se comprende que el poeta lamenta la guerra civil, porque con ella se derrumba la libertad y los ciudadanos se arman unos contra otros. La figura de Ca­tón de Utica (v.), que gracias a los elogios de Lucano será admitido en el «Purgatorio» de Dante, se muestra en toda su grandeza estoica de suicida. Con sentido de arte y propósitos éticos, el poema aspira a poner en verso las principales obras históricas acerca de las guerras civiles, como los Co­mentarios (v.) de César, las Epístolas (v.) de Cicerón y Desde la fundación de Roma (v.) de Tito Livio, pero Lucano no pretende seguir rigurosamente la historia. Él es poe­ta de fantasía, aunque ésta resulte después sometida a tal pasión política, que llega al punto de identificar a César con su últi­mo sucesor, Nerón.

Por esto, es, sobre to­do, poeta en los discursos, en los que im­porta menos su fidelidad de historiador objetivo que su habilidad de retor partidista. Más que de César, a quien pinta como hom­bre sectario, inquieto, «armado y con ojos de rapiña», ávido de guerras y estragos, Lucano es férvido admirador de Pompeyo, y por esto disfraza patéticamente a su per­sonaje, elevándolo a símbolo de la libertad republicana. En sus ocho mil versos, la Far­salia resulta, en suma, obra de verdadero carácter histórico, por cuanto es una narra­ción intencionadamente exacta de los acon­tecimientos, causas y vicisitudes principa­les; obra de historia, como pueda serlo un poema. De la Farsalia llegaron a servirse historiadores posteriores, tanto más cuanto que las décadas de Tito Livio correspon­dientes a esta guerra civil no han llegado hasta nosotros. Destinada a un clamoroso éxito desde la publicación de sus primeros libros, La Farsalia suscitó un encendido in­terés, y fue apreciada, sobre todo, como ejemplo de elocuencia más que de poesía, y valorada por la pompa, su emoción orato­ria, la grandilocuencia de los versos y la intención moral. [La primera traducción castellana de la Farsalia de Lucano es la versión en prosa de Martín Lasso de Oropesa, cuya primera edición, sin referencia a lugar ni año, se supone impresa en Amberes, hacia 1530. Fue reimpresa infinitas veces durante el siglo XVI: Lisboa, 1541; Valladolid, 1544; Burgos, 1578; Amberes, 1585; Burgos, 1588. Más conocida es la ex­celente aunque barroca versión en octavas del poeta sevillano don Juan de Jáuregui (Madrid, 1684), reimpresa en el siglo XVIII en la Colección de Pedro Estala «Ramón Fernández» (Madrid, 1789) y en el siglo XIX en la Biblioteca Clásica Hernando (Madrid, 1888)].

F. Della Corte

Ardiente y exaltado, lleno de espléndidas sentencias y, para decir lo que pienso, más merecedor de ser imitado por los oradores que por los poetas. (Quintiliano)

En medio de sus ampulosas declamacio­nes, hay pensamientos sublimes y atrevidos, y máximas políticas de las que está lleno Corneille. Algunos de sus discursos tienen la majestad de los de Tito Livio, y la fuer­za de Tácito; describe como Salustio. En una palabra, es grande, siempre que no se propone ser poeta. (Voltaire)

Lucano era un genio quizá superior a Virgilio, pero de esto no resulta que haya sido mejor poeta que él, ni que haya acer­tado mejor en su empresa, hasta el punto que algunos no lo consideran ni siquiera comparable con Virgilio. (Leopardi)

Se puede llamar a Lucano el fundador de la epopeya histórica. Los críticos que censuran a Lucano por haber querido ha­cer, en lo referente a los acontecimientos, una historia en verso más que un poema, no examinaron si podría hacer algo mejor quien quisiera componer un poema. (Manzoni)

Hasta podríamos creer que Lucano había corregido y podado la Farsalia, pero hubie­ra subsistido su vicio principal, que es el de no ser poesía. (Pascoli)

La versificación de Lucano es monótona; y su lengua es arbitraria y seca. (Lemaitre)

Contra todas las leyes del género, según la poesía antigua, Lucano termina un poe­ma épico con un final trágico: ¡Lucano era español! (E. d’Ors)

La Farsalia es obra de gran empuje; pero no es verdadera historia… ni verdadera poesía. (G. Marchesi)