Fantasías Sobre el Arte para los Amigos del Arte, Wilhelm Heinrich Wackenroder

[Phantasien, über die Kunst für Freunde der Kunst]. Colec­ción de páginas dedicadas exclusivamente a la música, del escritor alemán Wilhelm Heinrich Wackenroder (1773-1798). Con ellas se relacionan, en cuanto hablan de música, las últimas de otra obrita de Wac­kenroder titulada Efusiones del corazón de un monje enamorado del arte (v.), es decir, la «Memorable vida del músico José Berglinger», artista imaginario cuyas «ideas sobre el arte» — dice ingenuamente el autor en una nota previa — «coinciden maravillo­samente con las mías». Se trata sólo de unas decenas de páginas, pero importantes in­cluso para la historia de la música y, en cierto sentido, también para la formación de la prosa poética alemana. Si en las Efu­siones del corazón Wackenroder declara, desde un punto de vista histórico y crítico, su posición frente al arte figurativo, su sensibilidad como artista debía buscar y encontrar sus más originales formas al ha­blar de la música, en las Fantasías. Aun conservando siempre la fascinadora delica­deza que le es propia, Wackenroder llegó en esta obra a intuiciones audaces sobre la naturaleza del arte de los sonidos, que se anticipan a las afirmaciones de la crítica musical posterior; sobre todo en la relación existente entre los sentimientos humanos y la música, entre colores y sonidos, y a pro­pósito de la impresión de «culpable ino­cencia» que a veces sentimos al escuchar una sinfonía, como si hubiéramos trascen­dido los conceptos del bien y del mal.

Pero la sensibilidad de Wackenroder se detuvo ante esta audacia como ante un abismo, e invocó la «liberación de las palabras», co­mo expresión inadecuada de lo que quería decir. La obrita termina con estas palabras: «Venid, ¡oh sonidos! ¡Llevadme con vos­otros y salvadme de este esfuerzo doloroso y terrenal que debo realizar para encon­trar las palabras, envolvedme en la niebla esplendente de vuestros rayos multiformes, y elevadme hasta- los cielos, en el abrazo amoroso de la creación!» Sin embargo, es precisamente en las palabras — ya que las composiciones musicales que, al parecer, compuso se han perdido — donde el autor dejó una prueba de su capacidad artística, sobre todo en la «Fábula del santo indio», donde la prosa poética alemana toma color y tono inconfundibles. Las Fantasías fue­ron publicadas por primera vez el año si­guiente a la muerte del poeta, en 1799, por Ludwig Tieck, el cual — como ya había hecho, de acuerdo con Wackenroder, en las Efusiones del corazón — añadió composicio­nes suyas, entonadas al estilo y el pensa­miento del amigo: «Retrato de Rafael», «El Juicio Universal de Miguel Ángel», «Cua­dros de Watteau», «Sobre las figuras de fru­tas en los cuadros de Rafael», «Los colores», «La eternidad del arte», «Los sonidos», «Sin­fonía», «Ensueño» (alegoría en verso), y algún otro ensayo menor. Tales composi­ciones contribuyeron a crear en torno al texto de Wackenroder una atmósfera ar­moniosa, en la que la sensación musical concierta con las que implica el mundo de la pintura. Trad. italiana de B. Tecchi en el volumen: W. H. Wackenroder, Escritos de poesía y de estética [Scritti di poesía e di estetica] (Florencia, s. a.).

B. Tecchi