[Experimenta nova, ut vocantur, magdeburgica de vacuo spatio]. Obra del físico alemán, publicada en latín en Amsterdam en 1672. Es un libro bastante original e interesante, tanto por las nuevas concepciones introducidas respecto al aire y al vacío, como por los numerosísimos experimentos ejecutados por el autor que establecieron, junto con las de Torricelli, las bases de la aerostática. En una introducción de carácter exegético-místico, Guericke refuta las teorías de la Biblia que se creían opuestas a la concepción de Copémico: se ocupa luego de la ubicación del cielo, del infierno e incluso del día del juicio universal.
En los capítulos siguientes se tratan los problemas relativos a los argumentos fundamentales de la obra, es decir el vacío y el aire. El autor se opone a la teoría aun dominante del «horror vacui» y demuestra, con un experimento análogo al de Torricelli, para él desconocido, que el «horror vacui» es sólo una manifestación de la presión atmosférica. En cuanto al aire, Guericke no lo considera un elemento, sino una exhalación de los cuerpos materiales; y estudia todas las propiedades del mismo, como la elasticidad, la compresibilidad, la variación de volumen con la temperatura. Gran parte de la obra está dedicada a numerosos experimentos sobre el vacío; el autor comenzó por estudiar y construir varios tipos de aparatos capaces de producir dicho vacío, llegando a descubrir que en el vacío no se propaga el sonido, se apaga una llama (emitió, a dicho propósito y por primera vez, la idea de que la combustión es una combinación con el aire), y que los animales mueren. Además se describen varios experimentos sobre la presión atmosférica, y entre ellos es famosísimo el de los «hemisferios de Magdeburgo»: hecho el vacío en dos hemisferios juntos, fueron necesarios dieciséis caballos para separar las dos partes y su separación fue acompañada por una explosión violenta.
Basándose en dicho experimento Guericke construyó un nuevo fusil de aire enrarecido. Se describe por fin una máquina electrostática, construida por primera vez por el autor, formada de una gran esfera de azufre. Guericke, frotándola con la mano, observó el fenómeno de la repulsión eléctrica, ya advertido por primera vez por el italiano Calvi, fenómeno que no estaba influido por la presencia o ausencia del aire. La obra de Otto von Guericke ejerció una gran influencia sobre la investigación científica de su tiempo y promovió el sucesivo conocimiento de las leyes que rigen el estado gaseoso y la técnica del vacío.
O. Bertoli