Introducción al estudio, a la práctica y a la vida filosófica. Es la continuación a su Vida de Pitágoras (v.), y quiere ser expresión del sincretismo neoplatónico y neo pitagórico de carácter especialmente ético y religioso que sistematizó todo el pensamiento griego y las religiones orientales, característico del agonizante paganismo en el sig. IV.
Jámblico ve en la filosofía «el impulso hacia toda disciplina, toda doctrina, todo acto bello y honesto de la vida, todo arte: a todo cuanto reconoce a lo bello como señor». El tratado, en 21 capítulos, comienza con una serie de sentencias para estimular tal estudio, seguidas del comentario de una serie de fragmentos de cármenes pitagóricos. Aquí, guiado por Arquitas, se introduce en los conocimientos esotéricos, mostrando «ser perfectísima vida y felicidad aquella que, no separando los extremos, reduce las causas de todas las cosas a unidad… en Dios». Divino e inmortal sólo existe en nosotros la mente y la inteligencia. Único objeto digno de estudio; que, «nuestra mente es Dios» y «la vida mortal participa algo de Dios». El fin de nuestra vida es mirar el cielo y lo que el cielo contiene, porque todos los pensamientos y los movimientos del universo son congéneres a lo que hay en nosotros de divino. De esté estudio de la naturaleza y de la verdad, deduciremos los principios generales que nos guiarán también en las artes prácticas tales como la jurisprudencia y la medicina.
Después de ilustrar la alegoría de la caverna de Platón y algunas antiguas sentencias y mitos sagrados, especialmente pitagóricos, pasa Jámblico a las aplicaciones éticosociales. Resume la teoría aristotélicoplatónica sobre el origen de la sociedad y la necesidad de las leyes, enumera las ventajas de la vida social regida por leyes efectivamente observadas La propia tiranía tiene su origen en la licencia y en la fuerza: en suma, en la ausencia de filosofía. Sigue la exposición de 39 símbolos arcanos que recogen doctrinas y prácticas de filosofía, ampliamente ilustrados. («No llevar anillo»: esto es, libertad de todo vínculo de pasión y de deseo; «No alargar fácilmente la mano», es decir, no te mezcles con los no iniciados, etc.). Esta última contribución de la obra a la historia de la filosofía, es sin duda la más importante: de originalidad la obra está escasa, reproduce de tercera mano páginas de los diálogos de Platón, no siempre bien coordinados. El material está en general mal ordenado; defectuosa la distribución y abundan las repeticiones. Trad. latina de Theophilus Kiessling (Leipzig, 1813).
G. Pioli