[Evocacoes]. Poesías del poeta brasileño publicadas en 1890. Hijo de dos esclavos negros, el autor hizo serios estudios de filología clásica y educó su refinada sensibilidad en la imitación de los parnasianos y de los simbolistas franceses, por lo que puede ser considerado como el iniciador del movimiento simbolista en el Brasil.
Sus poemas, le revelan sin embargo como rico y original producto de su raza, de su ambiente, al que la tendencia poética primordialmente expresiva de la lengua portuguesa, proveyó de un admirable instrumento técnico. En los sonetos de Evocaciones, lo mismo que en su primera colección de versos Broqueis (1885) y en la última, últimos sonetos (1895) se advierte una gran impecabilidad de forma, una ola de armoniosa fluidez, imaginación exuberante, búsqueda de motivos plásticos, de colores violentos, de temas voluntariamente paradójicos. Su alma de negro, inclinada a vibrar con una especie de agresiva sonoridad íntima, se siente tan atraída por argumentos religiosos como por vehementes evocaciones voluptuosas; el título, bastante preciso, de su libro de versos, denota también una viva conciencia crítica.
Característico hijo del Brasil anterior a la ley de emancipación (1888), sabiamente gobernado por el emperador mecenas Pedro II, Souza no demuestra actitudes de rebelión, sino más bien de sumisión resignada, en lo concerniente a los problemas de su raza y de su clase; pero, como un filón subterráneo, especialmente en las sorprendentes evocaciones inspiradas en visiones religiosas, irrumpe su primitivismo desnudando su congénita idolatría:
«¡Oh, Cristos de oro, de marfil y de plata, / ideales, serenos, luminosos / ensangrentados Cristos dolorosos! / Dolor y luz sobre sus frentes. / ¡Oh Cristos de pureza perfecta! / ¡ Oh Cristo humano y estético, extraño / asesinado con fatal injuria, / en dura Cruz clavado». En otro soneto, «Spleen de los dioses», hace hablar a Lucifer que apostrofa al Padre Eterno. En el poema «Boca», acerca con inquietante vibración, por primitivo amor a los fuertes contrastes, el vicio a la inocencia; antítesis barroca, pero expresada de manera directa «Boca viciosa de perfume y lirio / como frescura límpida de nieve. / Boca de Arcángel, tentadora, arqueada. / Boca de Ofelia muerta sobre el lago». En «Vida obscura» hace hablar a la propia penosa existencia. «Oh, la más humilde entre los humildes, / qué negro y duro es para ti el mundo». Su poesía más famosa es el delirante «Presagio» que recuerdan los tonos alucinados de Poe: «Formas de ahorcados / ululan entre los vientos airados. / Lujurias de vírgenes muertas / llaman a la puerta de las tumbas. / Es como un símbolo eterno / ritmo de los ritmos del infierno». Poesía negra por excelencia; y en Souza, el alma negro-americana tuvo una de sus voces más representativas, y el Brasil, uno de sus más populares poetas.
U. Gallo