Drama histórico publicado en 1899. Viene a continuación de Maese Olaf y de Gustaf Vasa (v.), en el último de los cuales la figura de Erik está ya algo más que esbozada.
El retrato del rey, un amoral falto de carácter, hereditariamente tarado, es ya perfecto en el primer acto, que nos lo presenta en su desequilibrio, desconfiado y cruel, ambicioso y plebeyo; y culmina en el odioso desahogo del rey con Karin, la amante populachera a quien trata de humillar y herir cuando se entera de que Isabel de Inglaterra ha rechazado sus proposiciones de boda, como reacción a la noticia de las relaciones que hay entre Isabel y Leicester. Naturalezas similares no se desarrollan y Ies falta la grandeza necesaria para la tragedia. Por ello el drama es estático y ni siquiera el feroz asesinato del noble Nils Sture consigue avivar su interés. El drama ha nacido, no de una idea poética, sino de un propósito de escenificación histórica.
Es feliz el último acto, en el que se describen las bodas de Erik con Karin Mánsdotter, a las que todos los nobles se abstuvieron de asistir. Aquel banquete nupcial recuerda mucho el de la segunda parte de Camino de Damasco (v.). Inmediatamente después de la celebración del matrimonio con su antigua amante, Erik es presa de una sensación de malestar y vergüenza: «Todo, en mi vida, ha sido sucio y equivocado; así, incluso este día solemne en que he conducido a la prometida de mi juventud al altar del Señor había de convertirse en un día de vergüenza. Y nuestros hijos, la bendición de Dios, habían de permanecer escondidos, para no mostrar abiertamente nuestra vergüenza al mundo, que la conoce de todos modos».
Avergonzado de aquellas bodas plebeyas y de lo que dirá Isabel de Inglaterra, Erik da orden de que sea convidada toda la chusma de la ciudad, «los mendigos de las cunetas y las prostitutas de las tabernas», para que disfruten de la orgía popular. Al alejarse el rey, el populacho le vitorea, para vitorear poco después al usurpador, Juan III, quien en aquel ambiente vulgar entra en vulgar lid con el duque Carlos ^ a causa de la sucesión al trono. La acción del drama es falsa; incluso los personajes que tienen una intervención notable, como Goran Persson, no están logrados. Strindberg lo escribió para dar continuidad a su proyecto de representar en forma dramática la historia de la dinastía de los Vasa; y Erik XIV debe, por ello, ser considerado como una ilustración literaria.
V. Santoli