El epistolario de San Basilio el Grande (329- 379) obispo de Cesarea en Capadocia, su ciudad natal, después de 370, es un interesante y completo testimonio de la vida y de la obra de su autor, en su múltiple actividad de hombre de acción, de pensador y organizador.
Se trata de 365 cartas, probablemente no todas auténticas: se consideran ahora generalmente apócrifas, algunas cartas a Libanio y las dirigidas a Apolinar. Entre las auténticas, son muchas, como las de Gregorio de Nisa y las tres epístolas a Anfiloco, las que se ocupan de problemas doctrinales y con preferencia, de la Trinidad. Con las otras, de notable importancia histórica, Basilio interviene con energía en asuntos eclesiásticos, por ejemplo en la elección de obispos, o invoca la intervención del episcopado italiano o de la Galia en ayuda del Oriente azotado por la herejía, y reducido por ella a las condiciones más miserables.
En otras cartas, aparece la parte activa que Basilio tomó en los asuntos políticos de su tiempo, ora interviniendo en favor de una viuda, ora preocupándose de la disciplina del clero en el campo, ora indicando las reglas de la vida monástica, a cuya difusión (v. Escritos ascéticos) contribuyó él apasionadamente. El estilo, como siempre en las obras de San Basilio, está muy cuidado: la sinceridad y la profundidad de sus sentimientos, hace que se halle relativamente libre de las exigencias del gusto retórico de su época, sin renunciar por ello, en el calor del coloquio, a vigorosas imágenes y a rápidos parangones. Como sus restantes obras, también las Epístolas de San Basilio tuvieron gran fama, siendo muy estudiadas en la alta Edad Media. La primera colección parece ser la del amigo de San Basilio, San Gregorio Nacianceno.
C. Shick