El epistolario del papa San Gregorio Magno (535?-604) comprende cerca de 850 cartas, ordenadas por él mismo y divididas en 14 libros; retratan un interesante período de la vida de la Iglesia y constituyen un importante documento de la múltiple e incansable actividad, en los más distintos campos, de uno de los mayores papas de la Iglesia católica. Muy discutido es el orden en que estas cartas, alguna de las cuales no es auténtica, están distribuidas; algunos críticos no reconocen su valor literario, afirmando que se trata de documentos oficiales, salidos de la cancillería pontificia, y no de obra personal del papa.
Muchas, sin embargo, tienen un tono personal, que revela las características del estilo sencillo y claro de San Gregorio, nunca preocupado por los problemas de forma, pero, como hombre de acción que era, siempre claro al expresar su pensamiento. Dirigidas a los más diversos destinatarios, las cartas de San Gregorio tratan de variadas cuestiones y son un testimonio fundamental para el conocimiento de su actividad y de su personalidad. Sobresalen las epístolas dirigidas contra los herejes y los cismáticos, como los maniqueos de Sicilia, los donatistas en África y las que se refieren a los judíos, a los que San Gregorio concedió libertad de culto y tratamiento benévolo (I, I, 47), porque «sólo con la mansedumbre, la bondad, las sabias y persuasivas admoniciones, se puede obtener la unidad de la fe».
E. Pasini