[Saggio sulla dottrina della vita]. Escrito polémico publicado en Forli en 1813. El autor combate el doctrinarismo sistemático de su tiempo, y particularmente el vitalismo browniano. El médico escocés John Brown (1735-1788) había afirmado, en efecto, la existencia de una fuerza, o excitabilidad, que regulaba los fenómenos vitales, la cual era concebida como propiedad inseparable de los seres vivientes y todo agente exterior o interior, capaz de modificarla cuantitativamente, modificaba, de modo correspondiente, el ser organizado; esto es, como efecto, se obtenía la excitación. Todos los fenómenos vitales, en definitiva, dependían de aquellos estímulos sobre la excitabilidad; de aquí que la salud fuese resultado de una justa relación entre estímulos y excitabilidad, y las enfermedades la consecuencia de un exceso (enfermedades asténicas) o de un defecto (enfermedades asténicas) de la excitación.
Esta doctrina vitalista, que se difundió rápidamente, conquistó numerosos secuaces incluso en Europa. El italiano Bufalini, partiendo del análisis de los fenómenos naturales, y expuestos los primeros principios sobre el proceso de la vida, pasa a confutar, con rigurosa crítica, el sistema browniano; afirma de este modo que la fuerza vital depende de la organización químico física de la materia orgánica, sin ser completamente distinta de la materia, como sostenían los vitalistas; falsa es, pues, la aserción de que las enfermedades dependen de un exceso o defecto de la excitación, puesto que ésta puede variar ya por cantidad, ya por dirección. En cambio, las enfermedades, son entendidas por Bufalini como alteraciones del organismo, complejo por naturaleza y sujeto a las más variadas influencias; por consiguiente pueden manifestarse en otros tantos modos muy diversos entre sí, lo cual excluye las dos únicas diátesis admitidas por Brown. El médico razonable, pues, ha de saber distinguir las diversas especies de enfermedades, notar las relaciones mutuas entre causas y alteraciones anatomopatológicas, entre éstas y los síntomas, para llegar, en fin, a la aplicación del tratamiento adecuado, guiado por la experiencia.
El autor insiste sobre la idea de que la patología se basa toda en el análisis riguroso, el único que puede iluminar el espíritu del médico en la diagnosis y en la prognosis. La publicación de este importante ensayo que sirvió de base a los Fundamentos de Patología analítica, publicados seis años más tarde, suscitó grandes polémicas y proporcionó a su autor muchos adversarios, particularmente entre los vitalistas y entre algunos eclesiásticos, que acusaron a su autor de materialismo y ateísmo.
G. Rignani