Sal Paradise, un joven neoyorquino con ambiciones literarias, conoce a Dean Moriarty, un muchacho del Oeste, lo que supone no sólo distintas procedencias, sino que prácticamente proceden de países y culturas distintas.
Salido del reformatorio, Dean comienza a vagabundear, desafiando las normas de la vida burguesa, siempre a la búsqueda de experiencias intensas que tienen su expresión en las conversaciones con los amigos, en la embriaguez del sexo y del jazz. Dean decide partir nuevamente hacia el Este y Sal se reúne con él en Denver.
Es el primero de una larga serie de viajes (San Francisco, Los Ángeles, Texas, México) que imprimen una dimensión nueva a la vida de Sal y al mismo tiempo le revelan su disposición para ritmos más normales.
La huida continua de Dean, su imposibilidad de encontrar un espacio fuera del nomadismo, tienen en sí mismas una energía primaria y le confieren una dimensión heroica: Sal no puede menos que admirarlo, inclusive cuando, presa de la fiebre en Ciudad de México, es abandonado por su amigo, que emprende su regreso a los Estados Unidos.