Célebre comedia en tres actos y en verso, de fray Gabriel Téllez, más conocido por el pseudónimo de Tirso de Molina (1584?- 1648), intercalada en la miscelánea Los cigarrales de Toledo (v.). Tirso recoge el asunto de un hecho de la historia de Portugal y lo corrige románticamente para injertarlo en la trama de su brillantísima comedia.
En 1449 el príncipe Pedro de Portugal sucumbió en una tentativa de rebelión contra el rey su sobrino; el dramaturgo español imagina en lugar de esto que el príncipe portugués, sustrayéndose de la muerte, se ha refugiado entre los montes para vivir allí como un pastor y para educar, teniéndole oculto su origen, a su hijo Mireno. Éste, que por su particular educación hace recordar un poco a Miranda (v.) de la Tempestad (v.) de Shakespeare y un poco también a Segismundo (v.) de la Vida es sueño (v.) de Calderón, sintiéndose superior a los pastores que le rodean comienza a sospechar que un misterio envuelve su nacimiento y, huyendo de su destierro, entra al servicio del duque de Aveiro, consiguiendo interesar con su rústico atractivo a Magdalena, una de las hijas de su señor. La otra, Serafina, es cortejada por un noble, don Antonio, quien se hace pasar por servidor del duque para poder estar cerca de ella, y los dos idilios constituyen un interesante paralelo.
Después de graciosísimas peripecias se da fin a la trama con una revelación de estado: don Pedro y Mireno, que se convierte en Dionís, son reconocidos y reintegrados a sus respectivos rangos; y se celebran las dos bodas. La comedia, que es una de las más felices de Tirso, encuentra su centro en los dos personajes femeninos Magdalena y Serafina, la primera vacilante entre el amor y el orgullo, lucha que la timidez de Mireno se encarga de agravar; la segunda, esclava de la admiración de sí misma hasta el punto de renovar, a continuación de una ingeniosa intriga, el mito de Narciso, enamorándose de su retrato en que aparece vestida de hombre sin ella saberlo. La escena en que Serafina, vestida de caballero, recita en presencia de una amiga suya varios trozos de una comedia que deberá representar, es una de las mejor logradas del teatro de Tirso de Molina.
A. R. Ferrarin