[The Last Puritan]. única novela escrita por el filósofo norteamericano de origen español George Santayana (1863-1953), definida por su mismo autor como un «jeu d’esprit» de sus momentos de ocio. Comenzada en los años juveniles y no publicada hasta 1937, El último puritano es un ataque dirigido contra el mundo puritano tradicional, en abierta pugna con lo más bello que creó la naturaleza.
Típico personaje de este mundo falso es Nathaniel Alden, que quisiera obligar a su joven y exuberante hermano Peter a criarse según los principios y los prejuicios tradicionales; pero el joven, dotado de un excepcional temperamento artístico, sediento de luz, humanidad, movimiento, se rebela violentamente contra ese género de vida y encuentra la fuerza para evadirse de su casa, de ventanas demasiado estrechas y paredes demasiado ricas en malas pinturas, en busca del sentimiento y de la espontaneidad que le compensen los largos años de la infancia vividos bajo la vigilante pesadilla de una conciencia exteriormente rígida e íntimamente agonizante. Sin embargo, no puede haber, para él, tranquilidad y descanso: la tradición hereditaria no le permite alejarse por completo del pasado, que seguirá persiguiéndole toda la vida como un sueño molesto, hasta el momento en que, ya cansado, se quitará de encima, voluntariamente, su pena. Nada de trágico, de todos modos, hay en este natural epílogo, inevitable consecuencia de una serie de anteriores errores y especialmente de una herencia atávica.
Oliver Alden es heredero de todas las ansias que habían hecho la vida de su padre dulcemente dolorosa; pero si Peter era un rebelde contra el puritanismo, del que había tratado de alejarse sumergiéndose en la contemplación y en el arte, su hijo Oliver refleja en sí mismo la primitiva grandeza e integridad del puritanismo. Esta tradición en él, dice Santayana en su prólogo, no es nunca apocamiento y fanatismo, o calculada dureza, sino una actitud profundamente especulativa, odio a toda vergüenza, desprecio de toda ficción y un amargo e intransigente placer por toda acción difícil. En pleno contraste con el de Oliver está el carácter de su amigo y primo Mario o Vanny van der Weyer, desenfadado, aspirante a toda posible felicidad humana, en fácil compromiso con la rígida disciplina del deber. Estos son los personajes principales, alrededor de los cuales se desarrolla la acción del último puritano, novela filosófica completamente nueva en su género, y cuyo lejano precedente quizá podría encontrarse en la Prueba de Ricardo Feverel (v.) de G. Meredith.
Su mérito mayor no estriba en la estructura general de la obra, que casi no tiene trama, ya que se trata de una historia biografiada con muchas interrupciones, sino en los frecuentes motivos de verdadera poesía, que brota espontánea en los momentos más imprevistos, y en el estudio psicológico, especialmente de las figuras masculinas. También está descuidado el elemento erótico, y si a veces aparece, no llega nunca a asumir una importancia de primer plano. Además, no era ésta la intención del autor, que define en su prólogo de un modo muy claro el fin de la novela, cuando afirma que ésta ha de narrar la historia de una vida triste por las constricciones de un ambiente limitado.
B. Schick
Este hombre supera todas las fronteras y, aun cuando quede aislado, seguirá siendo un clásico del idioma y de la literatura a la que ha dado su contribución. (L. Lewisohn)