[The Testament of Beauty], Poema en alejandrinos libres del poeta inglés Robert Bridges (1844-1930), publicado en 1929.
Este largo poema en cuatro libros dio fin a la afortunada carrera del viejo poeta con un nuevo éxito, sólo confirmado en parte por el tiempo, y fue como un compendio de su filosofía. En el primer libro rehace la historia del hombre; en el segundo y en el tercero, la del espíritu, recurriendo a la imagen platónica del auriga y los dos corceles; el cuarto libro, en fin, está dedicado a la ética. Todos los temas son discutidos en el poema: el amor, el matrimonio, la guerra, el socialismo, la religión, las teorías freudianas y las de Malthus, la evolución «emergente», en una tentativa por conciliar las conquistas de la ciencia con la tradición. Evidentemente el modelo de Bridges fue Lucrecio, bastante más que el Wordsworth de la Excursión (v.); pero al poeta moderno le falta el vigor del latino.
El deseo de orden, de quietud, de belleza serena, característico de Bridges (v. Poemas breves), frena todo abandono, todo impulso vibrante; así las imágenes se suceden y casi se funden una en otra sin relieve, creando una atmósfera acolchada, monótona, pese a las bellezas que se encuentran de tarde en tarde, como la musicalidad del verso y el refinamiento de ciertos ritmos. Es notable, por los resultados conseguidos, el metro libre del poeta: un verso de seis acentos (que traduciría un compromiso entre el alejandrino y el endecasílabo), que Bridges alcanzó tras largos estudios de la prosodia de Milton y experimentos sobre el verso libre.
L. Krasnik
…dio a la poesía lírica una cadencia nueva, una marca decisiva como la de la pintura de Whistler, un impulso modelado y refinado con el de ciertas composiciones de Landor, pero distinto, más en contacto con los nervios que con la sangre, más de pájaro que de hombre; palabras a menudo vulgares las hizo inolvidables por un artificio de aceleración y súbito amortiguamiento y por un inesperado candor de sencillez, no la impulsiva sencillez de la juventud, sino la de la edad madura, examinados y rechazados muchos impulsos. Lugares comunes cada metáfora y cada pensamiento, y de ahí el vacío: todo ello magnífico. (W. B. Yeats)