[Le siége de Paris]. Obra de Francisque Sarcey (1828-1899), publicada en 1871. Constituida por «impresiones y recuerdos» de la campaña franco- prusiana y del suceso más extraordinario de la época — el sitio de la capital de Francia—, la narración es viva y brillante : como una flor crecida entre las ruinas, según una imagen de la cuidada dedicatoria. No se trata de una verdadera historia; sólo los hombres políticos podrían escribirla en el futuro; pero incluso los pequeños hechos vistos día tras día tienen su significado y su encanto y con ellos el autor quiere hacer una galería de retratos y esbozos, como documento de una época y de unas costumbres del pueblo. Historia pintoresca, anecdótica y, sobre todo, moral.
En la vida de todos — entre el público y el pueblo, incluso descuidados por los políticos demasiado sumidos en sus mapas y compromisos — se capta un soplo de vida, un testimonio apasionado, una de aquellas imponderables e insustituibles voces que son la base de la verdad histórica. Por esto el libro ilumina con sencillez y con nobleza espiritual, junto a los inevitables defectos de carácter y de moralidad, los profundos sentimientos que tantos sufrimientos han revelado en los duros meses de sitio. Se narran los sucesos más notables y pronto habituales de la vida del París sitiado, los acontecimientos políticos y sociales vistos por el pueblo en el contacto inmediato con la nueva realidad, la vida provinciana, los combates junto a París, el bombardeo, la vida en las avanzadillas y en las ambulancias: rígido homenaje al deber de cada ciudadano para con la nación en peligro. La obra tiene acentos de profunda humanidad y sobre todo inspirados por un civismo austero y firme. El mismo autor confiesa que como punto de mira ha tenido el amor purísimo hacia Francia, fuera de todo interés de partido.
C. Cordié