Un avión que transporta un grupo de muchachos se ve obligado a amarar en las cercanías de una isla desierta. Mientras que los miembros de la tripulación perecen, los muchachos se salvan. Ralph y Piggy, este último poco más que un niño, gordo y gafudo, llaman a reunión a sus compañeros (entre los que está Jack, primera voz de un coro en uniforme).
Reunidos en asamblea, los muchachos eligen como jefe a Ralph, quien asigna diversos cometidos a otros tantos grupos, tales como construir cabañas y vigilar el fuego que ha sido encendido con las gafas de Piggy. Jack y los otros miembros del coro deberán armarse con lanzas y cazar cerdos salvajes y así procurarse comida. Muy pronto, sin embargo, la actividad de los grupos afloja, se suspende la construcción de las cabañas y se olvida el mantener encendido el fuego.
Es en este momento cuando la organización racional de Ralph se ve desbaratada paulatinamente por el predominio de Jack y de sus guerreros, que han retrocedido a un estado de verdaderos demonios de superstición y crueldad. Su divinidad pasa a ser el «señor de las moscas», es decir, una cabeza de cerdo ensartada en un palo y envuelta por nubes de insectos. El tótem excita a los guerreros de Jack, que destruyen toda forma de convivencia, sacrifican a Piggy a su divinidad y a punto están de asesinar también a Ralph, el cual es, sin embargo, salvado por los marineros de un barco llegado a las cercanías de la isla.