[Stepnoj korol´ Lir]. Narración de Iván Turguenev (Ivan Sergeevic Turgenev, 1818-1883), publicada en 1870. Turguenev pertenece a la gran escuela naturalista rusa de Gogol, Pisemskij y Goncarov, pero su realismo está a menudo mitigado por reflejos de melancolía casi romántica.
En este Rey Lear el autor narra, sacándola de sus recuerdos de juventud, la historia de un pequeño propietario rural que, arrojado de su casa por sus mismas hijas, se venga destruyéndola con sus propias manos. Charlov es un hombre gigantesco, bueno pero autoritario, quien, cierto día, convencido a consecuencia de un sueño de que ha de morir al poco tiempo, hace donación de sus bienes a sus dos hijas. Éstas, de acuerdo entre sí, después de una serie de descortesías y vejaciones, acaban poniendo al padre en la calle. Charlov lo soporta todo en silencio para no comprometerlas, pero al fin se le acaba la paciencia y, furioso, sube al tejado de la casa que fue suya y empieza a destruirla. Sólo fracasa en su intento porque, arrastrado por el peso de una viga, cae y muere.
En la última escena, Turguenev alcanza, con los medios más naturales, poderosos efectos de terror épico; además, con pocas frases, hace surgir inesperadamente un mundo de opresión y miseria. Así, por ejemplo, cuando el juez de paz informa a los campesinos que, por voluntad de Charlov, están a punto de cambiar de dueño: «¿Tenéis algo que objetar?», pregunta; silencio de muerte. «¿Nada en absoluto, hijos del diablo?» «Nada, excelencia», contesta finalmente un ex soldado. Y los compañeros comentan: «¡Qué valor, caramba, el de nuestro Eremeeic!» De ese modo conseguía a menudo Turguenev mostrar aspectos importantísimos de la vida y en particular de la vida social rusa de su época.
G. Kraisky
El Rey Lear de la estepa, de Turguenev, no me ha gustado nada. Es una cosa enfática y vacía, el tono es bajo. (Dostoievski)
Seguramente habréis leído El Rey Lear de la estepa de Turguenev. ¡Qué vivamente está narrado, qué delicia! Lo comparo a las Memorias de un cazador, en las que Turguenev es un verdadero artista, un verdadero creador. (Goncarov)