El Huracán, Aleksandr Nikolaevic Ostrovski

[Groza]. Drama de Aleksandr Nikolaevic Ostrovski (1823-1886), re­presentado por primera vez en 1860. Es la obra maestra del famoso comediógrafo ruso; la trama puede parecer la acostumbrada en el llamado drama burgués de la segunda mitad del siglo XIX, pero su contenido es distinto. La acción se desarrolla en la pe­queña ciudad de Kalinov, junto al Volga, en la que domina una atmósfera de ignoran­cia, de estancamiento intelectual, de increí­ble grosería.

La figura central del drama es Catalina (v.), esposa de Tichon, uno de los hijos de la Kabanova, símbolo ésta de la ignorante y satisfecha presunción provin­ciana. Catalina es una criatura excepcional, y de ahí nacen los distintos conflictos, uno de ellos con su suegra, para quien las apa­riencias lo son todo, mientras para Catalina la verdad y la sinceridad son elemento esen­cial, y otro con su marido, que acaso amaría a su mujer pero que se somete a las exigen­cias de su madre y permanece extraño y finalmente hostil a su esposa, que no le ama y que se casó con él a la fuerza. Junto a Catalina está el mecánico Kuligin (v.), personaje que trata de encarnar la protesta contra la hipocresía y la ignorancia provincianas. Es natural que cuando llega a Kali­nov, desde Moscú, el joven mercader Boris, el cual suscita en el alma de Catalina sim­patía e interés, a los conflictos externos se sume para la mujer este interior, del que los otros no han sido más que la preparación.

La joven, profundamente religiosa, no se da inmediatamente cuenta de lo que ocurre en ella y sólo después de un diálogo con su cuñada Bárbara se le abren los ojos sobre su sentimiento. Ella intenta combatirlo como una tentación pecaminosa y procura suscitar en sí misma el amor de su marido, de atraerlo hacia sí, pero en vano. En la lucha que traba consigo misma le falta todo apoyo y cede cada vez más, inducida al fatal paso por su propia cuñada. Sus relaciones con Boris tampoco son una liberación, sino un lento martirio, una especie de remordi­miento ya vivo antes de haber cometido la culpa. Y el remordimiento estará en pro­porción a la incapacidad orgánica de Cata­lina para engañar: se puede considerar como una continua confesión, primero a la cu­ñada, luego a Boris, después al marido, por último a la suegra. Ésta la somete a toda clase de ofensas; el marido, falto de carác­ter, la maltrata, aun compadeciéndola en el fondo de su alma; Boris, también débil, se marcha, abandonándola, y Catalina, al no encontrar comprensión ni perdón, en un arrebato de desesperación, se arroja al Volga.

El drama, de tipo burgués, se transforma, por el ambiente en que se desenvuelve y por la personalidad de la protagonista, mu­jer de naturaleza elemental y primitiva, alcanzando las alturas de tragedia. En la comedia de costumbres se ha introducido el drama psicológico: El Huracán es por esto una de las obras más originales del teatro ruso.

E. La Gatto