El Curioso y Sabio Alejandro, Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo

En Madrid, 1634, publicó Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo (1581-1635) un interesante librito titulado El curioso y sabio Alejan­dro, fiscal y juez de vidas ajenas. Se trata de un esbozado y caricaturesco retrato de varios tipos de la sociedad contemporánea, quizá demasiado rápidos y exagerados. El primero es la crítica de un goloso: Vida del malvado varón a quien el vulgo dio el nombre de Panza Dichosa, escrita «para ser oída, no imitada». Sigue la crítica de un afectado pseudoelegante, Vida del ridículo varón a quien el pueblo dio el título justo de «el majadero pulido y limpión afectado», narración escrita «más para la compasión que para la risa». La tercera es la Vida del varón infeliz y perverso justamente llamado el pleiteante moledor y tramposo, historia que encierra «tanto desengaño como lásti­ma», y en la que se satirizan las activida­des de un embaucador. La cuarta es la sátira de un maldiciente: Vida de un hom­bre que fue sobra y trasto de la república, a quien ella dio el escandaloso nombre de mala lengua, malos pies y malas manos.

Siguen dos breves retratos: El camaleón cortesano, para leerlo «con recelo y recato», y El tramoyero ridículo, donde se satirizan las figuras de un inconstante y servil su­jeto y la de un perpetuo fantasioso, respec­tivamente. Fácilmente se desprende de los títulos y de las reflexiones que acarrean, el aire suavemente quevedesco y decididamen­te moralizador que el libro encierra. Las varias historias se cuentan como descrip­ción o retrato literario de otros retratos o cuadros que adornan la sala de Alejandro, el observador de los personajes. La trama es bien inocente, y el desenvolvimiento quizá demasiado esquemático y veloz. La constante preocupación literaria de Salas reaparece en la cita del maestro Valdivielso (en la Vida del tramoyero) y en la silva final a las cenizas del Padre Paravicino.

A. Zamora Vicente