[Der Fall Maurizius]. Novela del escritor austríaco Jakob Wassermann (1873-1932), publicada en 1928. En ella se enfrenta con el profundo y complejo problema de la justicia, y arroja luz sobre el insuperable contraste existente entre su concepto ideal y su aplicación práctica en los actuales procedimientos judiciales. Estos dos puntos de vista son sostenidos y casi simbolizados por el magistrado Wolf von Andergast y Etzel, su hijo de dieciséis años. Frente al padre, que es la personificación del magistrado rígido e inflexible que aplica a todo sus cristalizados esquemas intelectuales, se yergue la mente fresca y limpia del muchacho, cuya natural sensibilidad está aguzada por la vida solitaria que lleva junto al padre inaccesible, y lejos de su madre, divorciada. Un día, el joven se entera de una causa, celebrada dieciocho años antes, en que su padre tuvo una intervención decisiva. Se trata de un delito del cual fue acusado un tal Leonardo Maurizius, condenado a presidio después del informe con que el abogado Von Andergast demostró su culpabilidad. Maurizius, entonces de veintiséis años, joven culto e inteligente, pero carente de voluntad, se había casado con una mujer diez y ocho años mayor que él. Luego se había fatalmente enamorado de la joven hermana de su mujer, muchacha extraña e impenetrable, amada, sin embargo, por Waremme, un joven que a una inteligencia y a una cultura extraordinarias unía tratos con el diablo. La tensión entre Maurizius y su mujer, Elli, y entre Elli y Anna, llega pronto al límite.
Una noche, al regresar Leonardo de un viaje, Elli, que seguida por Anna y en presencia también de Varemme, había salido a su encuentro, es asesinada de un tiro de revólver. Es acusado Maurizius, después de las declaraciones de Waremme y Anna, y condenado, a cadena perpetua, a pesar de afirmar hasta el último momento que era inocente. Etzel conoce toda la historia por el anciano padre de Leonardo, y por muchos detalles se persuade de que el condenado es inocente. Presa de un sentimiento de rebelión por la injusticia cometida, decide actuar. Huye de su casa, marchando a Berlín, donde consigue descubrir a Waremme, al cual le arranca la verdad: el delito fue cometido por Anna. Pero la huida del hijo y el motivo de ella, determinan, entretanto, una crisis en el abogado, que se siente obligado a entrevistarse con el detenido, y, convencido de su inocencia, obtiene el perdón para él. Pero Etzel se rebela contra este perdón: Leonardo es inocente, y él tiene las pruebas. Necesita darlo a conocer, rehabilitar a Maurizius. Imposible; su padre le hace comprender que las pruebas son insuficientes, que la cosa suscitaría un escándalo en el mundo jurídico. Etzel se siente anonadado, y con su crisis termina el libro. Epígono, en esta obra, de la tradición dostoyewskiana, Wassermann construye con mucha habilidad una novela de gran interés, pero carente de la poesía que es el mérito de sus obras. El caso Maurizius fue continuado en otras dos novelas menos afortunadas: Etzel von Andergast y La segunda vida del doctor Kerkoven.
M. Dona