El Carácter Absoluto del Cristianismo e Historia de las Religiones, Ernst Troeltsch

[Die Absolutheit des Christentums und die Religionsgeschichte]. Obra fundamental de Ernst Troeltsch (1865-1923), historiador y teólogo alemán, publicada en el año 1902. Troeltsch representa la última gran expre­sión de la tradición de estudios teológi­cos que sobresalieron en alemania hasta Schleiermacher. Además de atender al pro­blema fundamental de poner de relieve la autonomía del espíritu religioso respecto a las demás formas de la cultura, se propone el problema de la relación entre revelación e historia, entre el significado eterno del Cristianismo y la persona histórica de Je­sús. En el desarrollo de los acontecimientos históricos, nunca encontramos la actuación de nada absoluto, pero aquí y allá hallamos referencias a una promesa, a un plano so­brehumano de valores. El Absoluto, en el que únicamente puede expresarse el valor histórico del Cristianismo, es extra histórico e inalcanzable; pero, como la ley trascen­dental de Kant, guía el proceso de la his­toria, dirigiéndola hacia sí, y tiene por eso un significado normativo. Ese significado normativo, esa eterna guía espiritual, la en­contramos en Jesús, al que hay que consi­derar como un hombre que ha podido llegar a una experiencia incomparable de lo divino.

En Jesús, la experiencia de la divi­nidad se traduce en ley humana, en un mensaje de vida para nosotros; la verda­dera Redención está en las palabras del Evangelio y en sus principios, no en la pa­sión ni en la muerte. Lo que circunda la pureza y elevación moral del mensaje, sólo es artificio inventado por la apologética posterior. El Cristianismo, según Troeltsch, es la pura ley ideal que guía la vida reli­giosa de toda la humanidad. En tal sentido, el Cristianismo no puede reducirse a esta o a la otra Iglesia: su riqueza está — según la tesis modernista del autor — en la plura­lidad, aun contradictoria, de sus diversos aspectos. Su carácter absoluto no reside en un esquematismo abstracto, sino en el he­cho de que, aun manifestándose en muchí­simas formas, conserva fundamentalmente su principio ideal y su esencia religiosa. Así las contradicciones entre la idea católica de la Iglesia, la rebelión individualista pro­testante, el dualismo agustiniano del pecado y de la gracia, la angustia de Pascal y del jansenismo, el humanismo cristiano y la re­valorización de las obras tendrían su pues­to en una visión universalista del Cristia­nismo, visión que concilia el pretendido absolutismo del Evangelio con los varios momentos en los que históricamente se ex­presa el Cristianismo en la historia.

E. Pací